domingo, 8 de abril de 2007

El gran Incendio del 15 de marzo de 1843 en Valparaíso, Chile.

El fuego arrasaba continuamente barrios completos en el puerto de Valparaíso (Chile), es así que el miércoles 15 de marzo de 1843, cerca de las 20,30 horas se produjo un gran incendio, uno de los mayores que ha afligido a la ciudad, en el almacén de artículos navales de “Julián & López”, cuya propiedad ubicada en la calle de la Aduana (hoy Arturo Prat) pertenecía al acaudalado caballero santiaguino don Juan de Dios Correa, el fuego se extendió con una rapidez asombrosa entre la Plaza de los Tribunales y la Quebrada del Almendro (hoy calle Coronel Pedro Urriola Balbontín). Se dice que un muchacho del citado almacén, que se entretenía jugando con un ratón cazado en una trampa, fue quien ocasionó el incendio, ya que corría con una vela en sus manos, no reparando que la había colocado junto a un montón de estopa. Ardió la estopa, ubicada junto a una gran cantidad de aguarrás, ron y alquitrán....

La violencia del fuego arrasó trece edificios del “Barrio del Puerto” (centro comercial y residencial de Valparaíso en aquella época), reduciendo a escombros importantes inmuebles, entre ellos el edificio de la Aduana, en cuyo interior se guardaban 3.000 bultos de mercadería, donde sólo en ese lugar las pérdidas y perjuicios de ese desastroso siniestro subieron de los $ 709.000.-, llegando a un total de $ 2.000.000.- de la época, los cuantiosos daños y pérdidas de los afectados, enorme cantidad para aquella época, cuando el comercio apenas principiaba a tomar incremento.
La prensa de la época señaló sobre la actuación de las bombas:

El Gran Incendio de Valparaíso....las dos bombas movidas a mano y de muy escaso poder, se descompusieron, después de un trabajo enteramente ineficaz. El General don José María de la Cruz Prieto, Intendente de la Provincia y el General don José Santiago Aldunate Toro, Ministro de la Guerra, que se hallaban accidentalmente en Valparaíso dirigían con tranquilidad y firmeza el salvamento. También prestaron servicios muy importantes las tropas de la Guardia Nacional, apoyados por las tripulaciones de la Fragata francesa “Reine Blanche”, del Comandante Alix y del Vapor inglés “Salamander” del Capitán Hammond”.
En el barco francés se encontraba el legendario almirante Abel Aubert du Petit-Thouars, célebre marino que por sus hazañas y por sus escritos, ha dejado un nombre ilustre en la marina francesa.

También ayudaron en la extinción del fuego el coronel Simpson, el comandante Amengual, el Juez de Letras en lo Civil, don José Santiago Melo, en lo Criminal, señor Eguiguren, el comandante del 2º señor Toro, el señor Vidal y el señor Lynch.
Se debió contar las pérdidas por destrucción total de 4 casas del señor Ocón, 5 casas del señor Pedregal, las casas de los señores Soffia, Berenguer, Bezanilla, Andrés Blest, Juan de Dios Correra, Urizar, Bernales, Fuentes y varias bodegas del señor Iñiguez. La imprenta del diario “El Mercurio”, que había dejado de pertenecer poco tiempo antes a don Manuel Rivadeneira y había pasado a ser propiedad del comerciante español don José Santos Tornero Montero. El periódico dejó de publicarse durante nueve días, y tuvo que ser impreso en una sucursal que el señor Tornero tenía en la quebrada de San Agustín (hoy subida José Tomas Ramos y Ramos). También se quemaron los establecimientos; el Martillo de Burdón, la Botica de Puccio, la Relojería de don Juan Mouat, la Sombrerería de Pommejian, las Sastrerías de Wittelsback y de Burnett & Cía., el Almacén y Depósito de Alejandro Cross, el Taller Zapatero de W. Adams, la Confitería de Coller, la Librería Española, el Tribunal del Consulado, el Martillo de Ramón Toro Infante, la Posada de Madame Aubry, los Almacenes de P.N. Riesco, de los señores Ridgeway & Favarjer y Cía., de Lamarca, de Carnou Ainé, de Haukley & Tomley, de Antonio Domingo Bordes, de Hegan Hall & Cía., de Graham Rowe, de Antonio La Motte & Cía., de Green Nelson & Cía., de Grogan & Cía., de Gemmells Harker & Cía., de Naylor Boardman y Kosklei & Cía., de Antonio Canciani & Sobrinos, el Almacén de Drogas de Puccio, los Escritorios y Bodegas de don José Manuel Feliú y de don José Tomás Ramos Font, el Almacén de Víveres de Ferrari, el Escritorio de Vigneau, el Almacén de Papeles Pintados de Claveau, varios bancos, una cantidad considerable de mercaderías existentes en 8 almacenes de la Aduana, mercaderías de conocidas casas comerciales nacionales y extranjeras, gran número de menajes de los habitantes de las casas particulares, como el Edificio del Palacio, con un puente veneciano que atravesaba la calle de Cochrane de propiedad de la Condesa Nicolasa Toro. Una gran cantidad de negocios menores como Cigarrerías, Fonderías, Bodegones etc., recibieron daños irreparables durante el siniestro.
En ocho horas el barrio quedó convertido en un hacinamiento de escombros y ruinas. Importantes construcciones y grandes riquezas quedaron convertidas en cenizas en unas cuantas horas. Curiosamente en el Atlas de Claudio Gay “Álbum d’un Voyage dans la Republique du Chili” (París 1845.), aparece un dibujo del grabador alemán Lehnert publicado también en la obra “Chile a través del grabado”, que reproduce “El incendio del 15 de marzo de 1843” inspirado en la obra del pintor alemán Juan Mauricio Rugendas “Puerto de Valparaíso” (1844). La pintura original de Rugendas pertenece al Museo Municipal de Bellas Artes de Valparaíso desde su fundación en 1893.
A consecuencia de este incendio, se inician de inmediato gestiones para dar forma a una organización de bomberos que contara con el material adecuado y personal capacitado, es así que el 12 de junio de ese año (1843) la Municipalidad de Valparaíso, representada por su Presidente Intendente don José María de la Cruz Prieto autoriza a su Comisión de Beneficencia para promover la creación de una entidad destinada a combatir los incendios, sin embargo la dramática lección no fue aprovechada ni por las autoridades ni los habitantes de la ciudad, pues las reuniones no tuvieron el éxito deseado ya que tanto el proyecto como la catástrofe fueron rápidamente olvidados por los ciudadanos, se reconstruyó todo del mismo material inflamable y la vida se hizo normal nuevamente.
Valparaíso 1851 (hrm/cca)

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