domingo, 14 de junio de 2015

Homenaje 6ª Cía. de Santiago a los Mártires Blackwood, Rodríguez y Lawrence, 1ª Cía. "Bomba Americana" de Valparaíso, muertos el 24.02.1869.

Los bomberos voluntarios señores Alejandro Blackwood (2º), Eduardo Rodríguez (3º), y Guillermo 2º Lawrence (4º), de la 1ª Cía. “Bomba Americana”, fueron los tres mártires del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso fallecidos el 24 de febrero de 1869, en el voraz incendio declarado a las 02,00 de la madrugada en la calle de la Aduana (hoy Arturo Prat Chacón) esquina de la Quebrada del Almendro (hoy Coronel Pedro Alcántara Urriola Balbontín de la Torre), en el viejoedificio de 3 pisos que ocupaban en los altos los señores Robertson, Schultze, Droste & Cía.; Von der Heyde, Imprenta del diario La Patria de propiedad de Isidoro Errázuriz, y amenazó también la casa del oriente, perteneciente a Magdalena Kiern de Manzano, donde estaba la imprenta del Universo, cuyo propietario era Guillermo Helfmann. En la calle de la Aduana, por la acera norte, se quemaron las propiedades de Volwerk y Cía,; casa habitación de Alsop y Cía., Robertson y Cía., Pearson, Jackson, Santamaría, y casa habitación de Andrés R. Bello. Por la acera sur, se incendiaron las propiedades de Couve y Rondanelli, Ossa y Escobar, Lafuente y Sobrino, Carlos Rossell, C. Von der Heyde, Benito Manhenn, Francisco Carvallo, Quiroga y Cía., Juan R. Molina, Prieto Hermanos, el escritorio del abogado Troncoso, la Litografía de Jacobsen Hermanos y la casa habitación de Aguiar. En la quebrada del Almendro se quemó la casa habitación de La Motte du Portail, la casa de martillo de Leonardo A. Dodds , la Cervecería Alemana y varias otras habitaciones y escritorios. En el combate contra el fuego participaron exitosamente las compañías 1ª, 2ª y 3ª y 34 marineros franceses del mercante “Megère”. Minutos más tarde el Sereno Municipal de guardia daba la alarma e inmediatamente tañía lúgubremente la campana del Cuartel General de Bombas, y un solo farol rojo izado en lo alto del palo de bandera de su torre, avisaba, que el fuego había aparecido en el radio del primer Cuartel, de los tres en que se encontraba dividida la ciudad. El maquinista de la 1ª Cía. don Juan Hartley armó su bomba en el pozo de agua salada de calle Cochrane esquina del Almendro, casi al pie del siniestro y a la luz de la inmensa fogata, extendiendo sus chorros por la calle del Almendro y por Aduana y atacando con éxito las llamas. La 2ª Compañía “Bomba Germania” dirigida por su Capitán don Jorge Von Bischoffshausen trabajó por calle Cochrane con un chorro enviado desde el muelle Goyenechea (hoy Arturo Prat) distante 8 cuadras del lugar. Luego de cuatro horas de trabajo el fuego fue dominado, quedando prendido sólo algunos escombros. Eran las seis de la madrugada, cuando el cielo ya iluminaba la ciudad que se disponía a iniciar un nuevo día. En ese momento el primer Alcalde de Valparaíso don Juan María Egaña ordenó despejar de escombros las estrechas calles para normalizar el tránsito y la vida urbana. El Capitán de la 1ª Cía. don Carlos Luis Rowsell recibió la orden de apagar los escombros que permanecían prendidos, ingresando al lugar el Sargento de la Bomba don Teodosio F. Budge y los bomberos Lawrence, Rodríguez y Blackwood; junto a ellos ingresan algunos de los 34 marineros del bergantín mercante francés “Megere” que colaboraron en apagar el incendio y un campesino de profesión duraznero llamado Tomás Lobos que ofreció su ayuda voluntaria. Mientras trabajaban en apagar los escombros se cortó el agua, debido a la rotura de un tubo del caldero, producto del excesivo trabajo, razón por la que el Sargento Budge salió a investigar el motivo; fue precisamente en ese instante cuando una gruesa muralla de adobes que daba hacia el callejón del Almendro saturada por el agua, se desprende con sordo ruido y cae sobre el grupo, resultando aplastados por la mole de barro los tres jóvenes bomberos mencionados, dos marinero franceses y el campesino duraznero. Inmediatamente los cornetas del Cuerpo a la voz del Comandante Tomás Borrowman (1ª Cía.) tocaron a auxilio, lanzándose todos los bomberos y 34 marineros del “Megere”, en ayuda de los hombres sepultados por el barro y los escombros; allí se vio al Intendente don Ramón J. Lira, al Alcalde Egaña, al Superintendente don Eduardo Cuevas (2ª Cía.), al Capitán don Carlos Luis Rowsell, al Secretario don Ricardo Budge y Prats, y al Teniente don J.D.F.R. Budge y Prats, hermanos del Sargento Teodosio F. Budge y Prats, milagrosamente salvado, organizar y colaborar en la remoción de escombros. Entre restos humeantes y gran cantidad de barro y escombros fueron apareciendo las primeras víctimas; primeramente el cadáver destrozado de Alejandro Blackwood. Su muerte fue instantánea y horrenda, había sido prensado su cuerpo a tal extremo que el recio casco de suela y bronce que tenía puesto, había sido reducido a dos pulgadas de espesor y su rojo uniforme mezclado con barro y sangre completamente destrozado. A continuación fue encontrado en estado agónico Eduardo Rodríguez, quien debido a sus graves heridas fallece a los pocos instantes ante el dolor de sus compañeros y sin alcanzar a recibir ayuda médica. Luego de febril trabajo, se encuentra con leves heridas a uno de los dos marineros franceses y al obrero que les acompañaba, siendo trasladado el otro marinero de nombre Iván Moyó a bordo de su barco con ambas piernas destrozadas. Finalmente es sacado Guillermo 2º Lawrence en estado de extrema gravedad con una herida que le atravesaba la frente, partiéndole su cara casi en dos; mudo testigo de la tragedia es su casco, que es guardado hasta hoy junto al de sus compañeros, por la 1ª Compañía. Fue trasladado rápidamente a una casa particular donde hoy funciona la Bolsa de Corredores (Urriola esquina Prat). Aunque el joven Guillermo 2º Lawrence hijo de padres ingleses era Presbiteriano Protestante perteneciente a la Iglesia Anglicana, es asistido espiritualmente por quien fuera más tarde el Arzobispo de Santiago, Presbítero don Mariano Casanova y Casanova, a la fecha párroco de la Iglesia de La Matríz, quien señaló: “No importa, no hay más que un solo Dios que en este momento represento yo” y procedió a cumplir su deber sacerdotal, dejando de existir el joven Lawrence a las 09,30 horas de la mañana. Alejandro Blackwood había nacido en escocia en 1845, tenía 24 años, había ingresado a la 1ª Cía. el 8 de febrero de 1869; era de profesión carpintero y compañero de viajes del inmortal explorador británico John Livingstone. Fue el peticionario Nº 245 para ser iniciado en la Logia “Bethesda” de Valparaíso; la solicitud la presentó el 13 de noviembre de 1865, fue aceptado el 11 de diciembre del mismo año. Para el período 1867-1868 había sido elegido Segundo Vigilante, al momento de su muerte tenía 15 días de servicio en la 1ª Compañía, al igual que su compañero Eduardo Rodríguez, comerciante nacido en Colombia, quien vestía por primera vez el uniforme “Primerino”. Guillermo 2º Lawrence, también comerciante nacido en Concepción, hijo primogénito de ingleses, había llegado hacía poco tiempo de Inglaterra adonde sus padres lo habían enviado a perfeccionar sus conocimientos, estableciéndose en Valparaíso que era el centro comercial del país. Su hermano C.H. Lawrence siguiendo el heroico ejemplo de su hermano mayor, ingresó también a la 1ª Cía. el 12 de noviembre de 1869 a cubrir el puesto de su hermano mártir. Las exequias de estos valientes bomberos fueron sin parangón, hasta años más tarde cuando fueron recibidos en Valparaíso los restos de Arturo Prat y los Héroes de Iquique. Delegaciones bomberiles de diferentes ciudades de Chile asistieron a los funerales, rindiendo un póstumo homenaje de reconocimiento a los nuevos mártires. El largo cortejo marchó desde el Cuartel General del Cuerpo de Bomberos hacia al campo santo precedido por la banda de música de de Artillería de Marina, delegaciones de la marina y el ejército, marinos franceses, el Ministro del Interior y RR.EE. Miguel Luis Amunátegui Aldunate y los Ministros de Hacienda Melchor Concha y Toro, y Justicia Culto e Instrucción Pública Joaquín Blest Gana con las principales autoridades de Valparaíso, encabezadas por el Intendente don José Ramón Lira Calvo, el Alcalde de la ciudad, el Cuerpo Consular, el Directorio del Cuerpo de Bomberos, comerciantes, oficiales de marina nacionales, el comodoro de Su Majestad Británica, oficiales extranjeros, las cuatro logias masónicas, en número de 400 a 500, con el distintivo de una hoja de acacia, gran número de particulares, el diputado don Manuel A. Matta y su hermano Guillermo”. En total, entre cuatro mil y cinco mil personas. La banda de la Artillería Cívica Naval acompañaba tocando marchas fúnebres a los tres carros mortuorios, con los uniformes de los mártires sobre el cajón, tirados por dos miembros de cada compañía”, Lawrence y Blackwood fueron sepultados en el Cementerio de Disidentes, donde solo se permitió el ingreso de las autoridades y bomberos, y el cuerpo de Rodríguez en el Mausoleo de los Mártires del Cuerpo de Bomberos en el Cementerio Nº1, algunos historiadores señalan también el mausoleo de la 3ª Cía. “Cousiño y A. Edwards”. Durante la ceremonia bomberil de despedida de los tres mártires de la 1ª Cía. hubo una corta ceremonia en la que las sociedades masónicas de Valparaíso, acompañadas de un considerable número de masones extranjeros, acudieron también en cuerpo a rendir los últimos honores a las lamentadas víctimas del deber y de la humanidad y en especial al joven Alejandro Blackwood, Segundo Vigilante y miembro querido de la logia Bethesda de esta ciudad. Días después el diario “La Patria” informaba de la despedida que los hermanos masones ofrecieron a los mártires, señalando: “…la institución masónica debía hacer acto especial de presencia en un caso como el señalado, en que se tributaba tan alto y merecido homenaje a las grandes virtudes sociales que ella cultiva y procura desarrollar entre sus afiliados…”. Benicio Álamos González, a la sazón Director de la 9ª Compañía de Bomberos de Valparaíso, Venerable Maestro de “Unión Fraternal” Nº 1 y Gran Orador adjunto de la Gran Logia de Chile, pronunció un emotivo discurso, en el cual expresó: “El masón que trabaja misteriosamente por el progreso, por la filantropía y por la fraternidad humana, ejecuta por cierto una obra bastante abnegada, porque jamás la mano derecha sabe lo que ejecuta la izquierda. Pero al menos, al través de esos trabajos, hay ciertas consideraciones personales y la esperanza de garantizar la felicidad de los suyos, multiplicando el número de sus hermanos. “Pero el bombero voluntario ¿qué espera? Nada. Para él no hay glorias ni hay inmortalidad, no hay recompensas futuras. Todo lo hace para el bien de la humanidad, por la más pura y desinteresada abnegación”. Don David Trumbull, miembro de la Logia “Bethesda”, a la que pertenecía el mártir Alejandro Blackwood, y pastor de la Iglesia Presbiteriana, pronunció un discurso de carácter religioso. En Santiago, el drama conmovió también a la ciudadanía. Todas las compañías de bomberos pusieron sus banderas a media asta y las cubrieron con crespón negro en señal de duelo. El día 27 de febrero la 1ª Compañía de Bomberos de Santiago y la 6ª Compañía de Salvadores y Guardia de Propiedad de la misma ciudad, enviaron sus condolencias e informando del acuerdo tomado por esa unidad bomberil, señalando: COMPAÑÍA DE SALVADORES I GUARDIA DE PROPIEDAD DE SANTIAGO Santiago, Febrero 27 de 1869.- Señor Director 1ª Compañía de Valparaíso. don Francisco C. Brown, La Junta de Oficiales, de la Compañía de Salvadores i Guardia de Propiedad tienen el honor de dar cumplimiento al siguiente acuerdo, celebrado en reunión de hoy, referente a honrar la memoria de sus hermanos del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso acaecida en el fatal incendio del 24 del actual. “Como una prueba de su admiración por el entusiasmo i arrojo de las ilustres víctimas, la Compañía acuerda consignar en su libro de actas los nombres de los señores: Don Alejandro Blackwood Don Eduardo Rodríguez i Don Guillermo Lawrence, i encargar a su Tesorero la adquisición de los retratos de dichos señores, los que serán colocados, para servir de ejemplo de abnegación i de virtud en el salón de sesiones de la Compañía”. “El presente acuerdo será puesto por secretaría en conocimiento del señor Director de la 1ª Compañía del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, a quien se dirigirá igualmente una nota de pésame por la sensible pérdida de sus heroicos miembros”. Después de esta espontánea y justa manifestación, el infrascrito cree inútil insistir en expresar a U. el profundo duelo que los miembros de la Compañía han sentido por tamaña desgracia, comparable tan solo al inmenso entusiasmo de las víctimas. Con los más sinceros sentimientos de fraternidad, tengo la honra de ofrecerme d U. Afectísimo i S.S. José Antonio Tiska, Capitán Arturo Villarroel Garezón, Secretario Accidental Conforme Pedro Montt El Directorio del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso escribió una sentida carta a las familias de los bomberos mártires. En parte de ella expresa: “El Cuerpo de Bomberos conservará imperecedero el recuerdo de esas preciosas víctimas y su primer deber, mientras exista, será guardar de la manera más solemne tan querida y triste memoria (…)”. Dos días antes, el 4 de marzo, la 1ª Compañía de Bomberos de Valparaíso, representada por su Director, Francisco C. Brown, y Carlos E. Browne, agradece las condolencias recibidas. Su dolor es aún mayor, por cuanto estos voluntarios, se habían incorporado hacía poco tiempo a la institución: “Profundamente nos ha impresionado ver a tres estimados compañeros, que apenas se incorporaban en nuestras filas para combatir nuestro enemigo común (…)”. El funeral concluyó a las dos y cuarto de la tarde y fue despedido por los bomberos y particulares en la Plaza del Orden (hoy Aníbal Pinto Garmendia). Se recibieron condolencias de los Cuerpos de Bomberos de Chile y del hermano país del Perú, Compagnia Italiana Pompieri “Lima”, Compagnia Italiana Pompieri “Bellavista” de Callao y la Comandancia de la Compañía “Unión Chalaca” Nº 1 de Callao. El 24 de febrero de 1979, es decir 110 años después de esta tragedia, la I. Municipalidad de Valparaíso interpretando el sentir de la comunidad y representada por el Alcalde de la ciudad don Francisco Bartolucci Johnston, rindió un homenaje a estos tres héroes de la paz, descubriendo una placa de bronce recordatoria en el lugar donde cayeron, Quebrada del Almendro (hoy Coronel Pedro Urriola) entre la calle de la Aduana (hoy Arturo Prat) y la calle de Cochrane. Como señalara el Director de la 1ª Compañía don Sergio González Muñoz frente a las autoridades de Valparaíso, y las del Cuerpo de Bomberos encabezadas por el Superintendente don William Kenchington Mannzen (11ª) y el Comandante don Ignacio Vidal Torres (8ª) presentes en la emotiva ceremonia por el recuerdo de tristes sucesos: “.. El sacrificio sublime de estos 3 jóvenes enorgullece la historia de nuestra Compañía..”. A su vez el Alcalde señor Bartolucci, destacó que junto con recordar a los mártires: “... era el testimonio de la profunda gratitud y orgullo que la ciudadanía siente para su Cuerpo de Bomberos, cuyos voluntarios dan todo de sí sin pensar en sí...”. “... Por ello señor Superintendente sírvase recibir este emocionado sentimiento de gratitud hacia todo los bomberos de la ciudad, por quienes sentimos desde lo profundo de nuestro corazón un legítimo orgullo”. Por su parte la “Primera”, acordó fijar el día 24 de febrero como el “Día de los Mártires”, realizando anualmente un solemne homenaje en la sala de máquinas del cuartel. En este lugar se conservan los tres medallones que inicialmente estuvieron en el monumento al bombero.

Valparaíso 1851 (hrm/cca)

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