sábado, 10 de enero de 2015

150 Años de la 4ª Cía. de Bomberos "Almirante Manuel Blanco Encalada" del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso


Discurso de don Juan Carlos Zapata Márquez, Director de la Cuarta Compañía de Bomberos, con motivo del Sesquicentenario de la Bomba “Almirante Manuel Blanco Encalada” de Valparaíso, celebrado con una Sesión Solemne en el Congreso Nacional de Chile el 09 de enero de 2015.

Las Instituciones se ligan con la muerte, en el mismo instante que se divorcian de su pasado. El hombre que desconoce el ayer, no tiene conciencia para valorar el presente, y sus huellas, inexorablemente se borrarán en la tangente inconmensurable del mañana…….

Son estos principios racionales los que han impulsado al Director que les habla, deba cumplir con el deber de presentar a la consideración de Uds. en una fecha tan significativa como la que hoy celebramos, el “reconte” de 150 años de existencia de nuestra querida Cuarta Compañía “Bomba Almirante Manuel Blanco Encalada”, del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso. 

 Es así, como compartiré con Uds. brevemente hechos y fechas que constituirán, el esqueleto entre 1865 y 2015, más, la carne y la vida de este “reconte” estará representada por el mayor o menor convencimiento a que pueda llevarse, de que en este siglo y medio, Oficiales y bomberos, con idoneidad y celo, supieron guardar y acrecentar en el acervo de sus tradiciones, el divino legado de nuestros fundadores y en general nuestros antecesores. No ha sido fácil recopilar datos, cifras y recuerdos de situaciones o hechos producidos durante nuestros 150 años de Honor y Gloria Cuartina, aun más, resumirlos en breves minutos. Ello ha sido así porque la vida de las instituciones, sus triunfos, y alternativas, sus alegrías y pesares, su marcha en general, no puede ser trasladada a las palabras o al papel, sin que pierda gran parte de su esencia. Para conocerla es necesario haberla vivido, haber ido palpando día tras día sus emociones, su sentido. No es posible verter en palabras aquel calor humano, la fraternidad que nos envuelve, el sentido del cumplimiento del deber o la satisfacción que se experimenta al sentirse plenamente logrado en el ideal de servir por servir, que son precisamente, los atributos que adornan la vida de nuestra “Cuarta” Cía. a través de sus bomberos. Las palabras no pueden reflejar, ni aun imperfectamente, lo hermosa que es la vida del bombero voluntario. Lo es, porque es diáfano el ideal que nos une y alienta. El ideal de sacrificio y trabajo, que es sublime porque perfecciona el espíritu del hombre, y en el caso del bombero voluntario lo es más, porque se alimenta de la amistad y del amor a la humanidad. Por ello, la verdadera misión de mis palabras, será pues, en gran parte, representar los acontecimientos solo en su pálida pintura; dejando las observaciones y conclusiones, a la libertad y a la facultad de juicio de cada uno de Uds. Desde siempre Valparaíso fue conocido como la “Perla del Pacífico” por su belleza, importancia estratégica y su auge comercial y cultural. Nuestra ciudad puerto jamás ha sido fundada, diferente a otros puertos del mundo, era paso obligado para los viejos navegantes de antaño. Descubierta en 1536 por Juan de Saavedra, oficial de Diego de Almagro, descubridor de Chile. En 1544, don Pedro de Valdivia, sin testigos ni escribano declara a Valparaíso, “Puerto Oficial de Santiago” con el fin de lograr el abastecimiento marítimo del territorio y abrir nuevas rutas al sur. Autorizado por el obispo Marmolejo, se construye una pequeña capilla, hoy conocida como la Iglesia de “La Matriz”. Más tarde llegan las órdenes religiosas, de los Agustinos, Mercedarios, Jesuitas, Franciscanos, Dominicos y los Hermanos de San Juan de Dios. Desde siempre Valparaíso se ha visto, amenazado por un elemento devastador: “El Fuego”, debido a la estructura de la ciudad; calles de tierra, mal alumbradas, irregulares o simples callejones, algunas adoquinadas con troncos de madera o piedras, todas presas fáciles de las llamas, sembrando la destrucción a su paso. Construidas de material ligero y combustible, muy pocas de madera de alerce de los bosques del sur, y las más de coligüe que nacía en forma natural en las hondonadas de los cerros porteños. Sus murallas exteriores revestidas con barro, el que daba la sensación de consistencia, con techos de paja y muros de adobe. El libro Valparaíso 1851, señala que: “…los primeros días del mes de noviembre del año 1683, se conoció de un inmenso incendio que afectó las Bodegas del naciente puerto de Valparaíso, con grandes pérdidas para la economía del país. El Establecimiento pertenecía a don Alfonso Ortiz de Azara…”. Los comerciantes pidieron al Cabildo una investigación, y se nombró un procurador, Lorenzo de Abaitúa y un abogado, Fernando de la Llana. Desgraciadamente en los libros del Cabildo no quedó constancia del resultado final de la investigación sobre el primer incendio que afectó a Valparaíso. Benjamín Vicuña Mackenna preclaro bombero de “La Heroica” nuestra Hermana de Canje del C.B.S., señala que el establecimiento del Cabildo, ordenado por el Virrey del Perú Ambrosio O’Higgins, marcó un momento importante en la vida de Valparaíso, pues, en 1791 se instala la primera Municipalidad de Valparaíso, siendo el Primer Alcalde; Santiago José de Moya, nombrándose patrona de la ciudad a Nuestra Señora Santísima Madre de las Mercedes de Puerto Claro. La ciudad contaba en esa época con aproximadamente 4.500 habitantes. Los cronistas informan, que en noviembre de 1827, se quema totalmente una modesta vivienda en la Quebrada de San Francisco. La desgracia alarmó a la población, pues Valparaíso no contaba con elementos para la extinción de incendios. Después en el barrio del Almendral se quemaron dos cuadras de ranchos, construidos también con materiales altamente combustibles. En 1844, Josué Waddington, instala los primeros Faroles a Gas, adquiridos en Inglaterra. Las casas se iluminaban con velas y lámparas a parafina, se cocinaba con leña o con carbón y para la calefacción se usaban braceros y salamandras. En 1870, Valparaíso carecía de cañerías de agua, la entrega del vital elemento, lo hacían los “Aguadores“; a caballos o asnos, el agua la sacaban desde las vertientes cercanas a la ciudad, donde se formaban las aguadas, como la del sector de la Rinconada (hoy calle Hontaneda). Desde el siglo XIX Valparaíso, estaba dividida en 2 barrios muy definidos: “El Almendral” formado por chacras y quintas y “El Puerto”, el más importante, allí se ubicaba el comercio, bodegas y las empresas navieras. Dividía ambos barrios La “Plaza del Orden” (hoy Aníbal Pinto Garmendia). En 1863, la Municipalidad de Valparaíso aprueba un proyecto de “Ferrocarril de Sangre” para la ciudad. Estos Carros de dos pisos conocidos como “Imperial”, fueron fabricados en Nueva York e inaugurados en marzo de 1863. En 1883, el periodista y escritor Liborio Brieba, funda la Compañía de Ascensores Mecánicos de Valparaíso, siendo el primero, el del Cerro Concepción, conocido también como Turri, inaugurado por el Intendente Eulogio Altamirano. En 1913, don Eduardo Naylor Tinley distinguido bombero de la 1ª Cía. y Superintendente del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso entre 1901 y 1920, construyó el ascensor del cerro Los Placeres, que unía el plan de la ciudad con la Universidad Santa María. Cinco años antes, su hijo, Juan Eduardo Naylor Arey integrante de la 11ª Cía., había construido el Ascensor La Cruz que lleva al cerro del mismo nombre, ubicado al final de la Avda. Francia. Se puede afirmar que la lucha organizada contra el fuego está ligada a la vida de las ciudades. Durante el período hispánico, tanto en Chile, como en el resto de la América española, la actividad bomberil era desarrollada por los Serenos, quienes, además de cumplir labores policiales, debían combatir los incendios. Valparaíso no poseía un servicio bomberil, sin embargo, va creciendo sin tomar en cuenta el peligro del fuego. Para enfrentar estos siniestros, solo existía un ”Cuerpo de Milicianos” formado en el año 1835 e integrado por miembros de la Guardia Nacional, y algunos vecinos. Solo poseían algunos viejos baldes, hachas y una bomba en malas condiciones, rescatada de un antiguo naufragio en el puerto para combatir los incendios. Dada la falta de hombres para prestar su colaboración voluntaria el Gobernador José Matías López modifica el Decreto de 1835 que indica: “Quedando los que se alistasen exentos del Servicio Cívico, i con el goce de fuero militar que dichos cuerpos disfrutan”. Dada la magnitud y la frecuencia de los incendios entre 1800 y 1850, y considerando la gran cantidad de casas y locales comerciales destruidos por el fuego; en marzo de 1834, el Directorio de la “Sala Comercial de la Bolsa de Valparaíso”, llamó a una asamblea para crear una “Compañía de Bomberos”. Se nombra un “Directorio y se acuerda; 1.- Encargar 2 Bombas a Palancas a Norteamérica, mangueras, baldes, cordeles, hachas, bicheros y elementos menores; 2º.- Organizar una “Compañía de Bombas de Incendios”; y 3º.- Solicitar a la Autoridad un terreno para construir un Cuartel de Bomberos. En respuesta, el Congreso Nacional, entregó un terreno, y en 1838 la construcción fue terminada y puesta en uso. En julio de 1839, un gran incendio destruye el inmueble de los bomberos. En 1840 se construye en el mismo lugar un nuevo edificio, entre las calles de Cochrane y de la Aduana (hoy Prat), frente a la Plaza de la Intendencia (hoy Plaza Sotomayor). El Gobernador de Valparaíso Juan de Melgarejo, crea una “Brigada” de “Zapadores Bomberos“, perteneciente a la Guardia Nacional, dependiente del Ministerio de Guerra y Marina, formado también por Aguadores, Artesanos, Jornaleros del puerto y Estibadores. Uno de los grandes incendios que afectó nuestra ciudad antes de la creación del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso fue el que arrasó el 15 de marzo de 1843, a las 20,30 horas, el almacén de artículos navales de “Julián & López”, en calle de la Aduana (hoy Arturo Prat). El fuego se extendió entre la Plaza de los Tribunales y la Quebrada del Almendro (hoy Coronel Pedro Urriola Balbontín). Se dice que un niño que jugaba con un ratón y una vela, ocasionó el incendio. La violencia del fuego arrasó trece edificios del “Barrio del Puerto”, reduciendo a escombros también el edificio de la Aduana, en cuyo interior se guardaban 3.000 bultos de mercadería, donde sólo en ese lugar las pérdidas y perjuicios de ese desastroso siniestro subieron de los $ 709.000.-, llegando a un total de $ 2.000.000.- La prensa informó: “....las dos bombas movidas a mano y de muy escaso poder, se descompusieron, después de un trabajo enteramente ineficaz.” En 8 horas el barrio quedó convertido en un hacinamiento de escombros y ruinas, grandes riquezas quedaron convertidas en cenizas. Curiosamente en el Atlas de Claudio Gay editado en Paris en 1845, aparece un dibujo del grabador alemán Lehnert, que reproduce “El incendio del 15 de marzo de 1843” inspirado en la obra realizada por el pintor alemán Juan Mauricio Rugendas “Puerto de Valparaíso”. La pintura original pertenece al Museo Municipal de Bellas Artes de nuestra ciudad desde su fundación en 1893. Siete años más tarde, el 15 de diciembre de 1850, a raíz del gran incendio de la calle del Cabo, se dio origen a un gran movimiento que culminó con la organización y fundación de la “Asociación contra Incendios de Valparaíso”, el 30 de junio de 1851. "..Valparaíso ha permanecido ayer durante seis horas en la mayor consternación,… mientras el fuego destruía las dos aceras de la calle del Cabo,… amenazando a la ciudad con sus espantosos estragos.." Así iniciaba la crónica "El Mercurio" del 16 de diciembre de 1850… que informaba del "Grande Incendio" que sirvió para dar origen a la creación de la Asociación Contra Incendios, hoy Cuerpo de Bomberos de Valparaíso. En efecto el domingo 15 de diciembre de 1850, después de las 2 AM., las campanas tocaron a fuego y por los gritos dolorosos de una mujer que en forma angustiada daba la alarma se conoce del más voraz incendio que afectara a Valparaíso. El fuego se inició en calle Del Cabo (hoy Esmeralda), esquina Cruz de Reyes, en un edificio contiguo al del Correo, su dueño era el industrial inglés Josué Waddington. Los altos eran ocupados por el dentista inglés Eduardo Thorner, quién se hallaba de vacaciones en Limache junto a su familia. La parte baja era utilizada por una tienda-cigarrería de la Sra. Carmen Olivo, lugar de inicio del incendio y quien diera la alarma pidiendo ayuda a los vecinos del lugar. En minutos la casa se vio completamente envuelta en llamas, propagándose a los edificios inmediatos con una celeridad tal, que no dio lugar a aislar el incendio y apenas dio tiempo para que los primeros vecinos que acudieron al lugar lograran a gritos despertar a las familias que peligraban de morir quemadas. Gracias a ello, no hubo ninguna víctima que deplorar, pero dejó en la ruina a más de una treintena de familias. Valparaíso contaba con dos bombas pertenecientes al comercio local, a cargo de la “Brigada de Infantería Cívica de Bomberos de Valparaíso”, al mando del comandante Juan Agustín Vives Galeas. El incendio no pudo ser controlado por falta de bombas operativas y de brazos para hacerlas funcionar. Las mangueras reventaban a cada golpe de los bombines de palanca, por lo que el material no prestó el servicio esperado. Las bombas llegaron tarde, cuando ya el incendio había tomado proporciones aterradoras. Un buque francés envió a tierra una bomba con una dotación de marinos, lo propio hizo la Marina Real Británica con dos bombas. A estas se les unió la del acaudalado empresario Francisco Salvador Álvares Pérez, la que prestó importantes servicios. Las pérdidas superaron los $ 700.000.- Al parecer la idea de crear un Cuerpo de Bomberos, surgió como consecuencia del incendio del 15 de diciembre de 1850 en la calle del Cabo. De inmediato la autoridad lanzó la idea de organizar un Cuerpo de Bomberos Voluntarios. La simiente cayó en terreno fértil, ya que la amarga experiencia del incendio e impotencia para combatirlo, ayudó a crear esta nueva organización. El Intendente (s) José Santiago Melo, llama a una reunión de propietarios y comerciantes especialmente extranjeros, esta se realizó 4 días más tarde en la Intendencia, donde se acuerda la creación de una Asociación Contra Incendios. Era Presidente Intendente de Valparaíso por aquellos años, el Ilustre Marino, ex-Presidente de la República (1826) Almirante don Manuel Blanco Encalada. Más de 100 ciudadanos nacionales y extranjeros, acudieron al llamado a inscribirse a la primera organización bomberil que se creaba en Chile comprometiéndose con dinero y el esfuerzo personal. Los asistentes a la reunión, nombraron una comisión que organizó la idea nacida al calor del fuego y el humo de los incendios. Posteriormente el Intendente, llamó a varias reuniones a los comerciantes y propietarios del puerto, encabezados por don José Cerveró Moxó, todo ello para concretar la protección de la ciudad contra el fuego. Se compraron útiles y se reunieron fondos para hacer los gastos de instalación. Dado el gran interés de los vecinos, se acuerda dividir a los inscritos en dos Compañías de Agua con 100 hombres c/u, una de Escalas con 80 hombres y otra Compañía con las personas que no podían tomar parte en las primeras, pero que se encargarían de guardar y proteger las propiedades, con 50 hombres. Los interesados se reúnen el 30 de abril y el 10 de mayo, en el Teatro de la Victoria, frente a la Plaza del mismo nombre, al lado del palacio del Cabildo y cerca de la Cárcel y el Mercado de Abastos. Allí crean el Cuerpo de Bomberos Voluntarios para Valparaíso. Acuerdan redactar el “Acta Orgánica” ó Reglamento de la Asociación contra Incendios, la que permitiría normar la naciente institución, hasta que entrara en vigencia el primer Reglamento General del Cuerpo con que contó la Institución, reiterando el carácter de voluntario de sus integrantes. Uno de los dueños del Teatro de la Victoria era el Cónsul General del reino de Piamonte y Cerdeña en Valparaíso, Pietro Alessandri Tarzi, quien llegó a Chile en 1821. Abuelo del Presidente Arturo Alessandri Palma y bisabuelo del Presidente Jorge Alessandri Rodríguez. Se acuerda nombrar el primer Directorio de la Asociación para los seis primeros meses, quedando constituido por un Superintendente, José Tomas Ramos Font, seis Directores y un Secretario-Tesorero. Se acuerda cerrar los registros de inscripción con fecha 30 de junio de 1851, quedando esta última como fecha de fundación de la “Asociación contra Incendios de Valparaíso”. El incendio del vapor “Perú”, fue el primer Acto de Servicio de la novel institución, el 8 de julio de 1851. La campana de incendio tocó a rebato y señalando como sitio amagado el Vapor "Perú". El navío había varado en las playas del Almendral, frente a la Plaza de la Victoria, donde hoy se levanta la Biblioteca Severín, producto del fuerte temporal que afectaba al puerto, produciéndose a continuación un incendio a bordo, en sus carboneras. El siniestro se originó a las 10,00 AM. por el violento temporal de lluvia y fuerte oleaje a raíz del fuerte viento, lo que originó el varamiento de la nave. Otto Uhde, capitán de la 2ª Compañía, estuvo a cargo de la emergencia, disponiendo una armada en el mar, sus voluntarios trabajaron casi seis horas con esfuerzo sobrehumano, bajo condiciones climáticas muy adversas y en medio de un fuerte oleaje. Con la fundación de cuatro Compañías, inicia el 30 de junio de 1851 su actividad la “Asociación contra Incendios de Valparaíso”, ella son; Primera Compañía de Bombas “Americana”, Segunda Compañía de Bombas “Chilena Nº 2” Primera Compañía de Ganchos, Hachas y Escaleras “Unión” y Compañía de Guardia de la Propiedad En octubre 13 de 1854, se funda la 3ª Cía. de Bombas del Almendral La colectividad española residente en Valparaíso, emprendedora y entusiasta, encabezada por los ciudadanos españoles José Joaquín Agacio y José Cerveró Moxó, fundan el 17 de mayo de 1856 la 4ª Compañía de Bombas “Española”, previo envío de una carta solicitud al Directorio de la Institución. Con fecha 13 de mayo el Superintendente-Comandante Juan Agustín Vives Galeas, da la respuesta, autorizando la organización una nueva Compañía y designándole el Nº 4.- La 4ª Compañía “Española” fue la primera institución bomberil de la Madre Patria en Chile. El 17 de septiembre de 1857, por primera vez flamea la bandera española, en un aniversario patrio,… en el Ejercicio General realizado por el Cuerpo de Bomberos, con la participación de las 5 Compañías de agua, 2 de Escalas y 1 de Guardia de Propiedad. El 24 de febrero de 1862, la 4ª Cía. “Española” participa en el Ejercicio General en honor al Presidente de la República don José Joaquín Pérez Mascayano, que visitaba Valparaíso. Fue la primera vez en que los bomberos españoles rendían honores a un Presidente. Esta Compañía realizó una gran labor hasta 1864, cuando se desató una campaña de hostilidad contra ella y la colectividad española, debido a la ocupación de las islas Chincha en Perú, por parte de una escuadra Ibérica. Los propios integrantes de la 4ª Cía, acordaron en octubre de 1864; disolverse el 8 de noviembre siguiente, entregando al Directorio una carta con su decisión, además del material en uso. Ante eso la Institución organizó el 11 de noviembre de 1864 la “Compañía de “Veteranos”, formada por voluntarios de todas las Compañías, quienes se comprometieron a prestar sus servicios hasta que se organizase otra compañía, por lo que prestó servicios hasta el 4 de enero de 1865. El renacer de la 4ª Compañía de Bomberos se concreta a fines de diciembre de 1864, cuando un grupo de 44 jóvenes de Valparaíso envían una carta-compromiso al Directorio del Cuerpo de Bomberos, en la que solicitan ser incorporados como Cuarta Compañía “Bomba Valparaíso”, Diciendo; “Señores del Directorio del Cuerpo de Bomberos. Los abajo firmado sabemos que la “Bomba Valparaíso” al cuidado antes de la 4ª Compañía, se encuentra al presente sin personal que la sirva. Con deseo de propender a reorganizarla i de aprovechar los conocimientos prácticos de antiguos bomberos que se prestan a acompañarnos, hemos alcanzado a reunirnos en número suficiente para instalar desde luego la Compañía i regimentarla conforme al Reglamento del Cuerpo i las disposiciones vigentes del Directorio. Si Uds. nos autorizan i nos hacen entregar la Bomba i útiles adherentes, tenemos fe de que en poco tiempo podremos dar cuenta a Uds. de la completa organización de la Compañía. Aguardando la resolución que Uds. estimen tomar,… les saludamos atentamente y S.S. (Fdo). Manuel A. Velásquez - Juan Aguayo - Manuel Riofrío” El 9 de enero de 1865 se incorporaron los primeros 34 de ellos, considerados como los fundadores de la Compañía, contando también con la colaboración de 25 auxiliares para el servicio. Aceptada la idea, el Directorio, designó a Guillermo Lehmann (2ª Cía.) y Manuel Antonio Del Río (3ª Cía.), Comandante y 2º Comandante respectivamente, para presidir la reunión inaugural y dar a conocer la respuesta del Directorio a la solicitud presentada, la que decía lo siguiente: “Valparaíso, Enero 5 de 1865.- Sometida al Directorio en sesión de anoche se acordó aceptar esta propuesta y se comisionó al señor Comandante (Lehmann) y 2º Comandante (Del Río), para que se pongan de acuerdo con los proponentes sobre la instalación de la Compañía, la elección de oficiales y para la entrega a éstos de los útiles de la Compañía disuelta, que se hallan actualmente a cargo de la Compañía provisoria de Veteranos. (Firmado) J.D.F.R. Budge y Prat Secretario General En la reunión se hizo la entrega bajo inventario del material, y la elección de la primera oficialidad de la nueva 4ª Compañía de Bomberos, denominada en sus primeros años “Bomba Valparaíso”. La Oficialidad fundadora de la “Bomba Valparaíso” para 1865 quedó constituida como sigue: Director : Señor Juan de la Fuente Capitán : “ Pedro Billa Teniente 1º : “ Vicente Espinoza Teniente 2º : “ Antonio Solari Teniente 3º : “ José Raimundo Beecroft Teniente 4º : “ Francisco E. Ardissoni Secretario : “ Emeterio Costa y Ayudante : “ Juan Díaz Gana Para los Cuartinos, la figura del Ilustre Marino y Almirante don Manuel Blanco Encalada, ha sido siempre muy reconocida, por ello el 18 de julio de 1874 se le distinguió como “Patrono” de la Unidad y “Miembro Honorario Vitalicio”, bautizando su primera bomba a vapor con el nombre de “Blanco Encalada”. En 1878, la Compañía toma el acuerdo de cambiar el nombre de “Bomba Valparaíso”, por el de “Bomba Almirante Manuel Blanco Encalada”, como un homenaje más, a este gran marino que fue fundamental en la creación de la Asociación contra Incendios de Valparaíso. Una citación a Ejercicio General aparecida en el diario “El Mercurio” el 21 de enero de 1877, firmada por el Ayudante señor Rebolledo, la identifica como 4ª Cía. “Bombas Valparaíso y Blanco Encalada”, haciendo alusión también a la primera bomba con que contó la 4ª Cía.; la Bomba a Palancas “Valparaíso”. La fecha definitiva de fundación de la nueva “Cuarta” fue, el 9 de enero de 1865. Ello es confirmado también por la carta que al día siguiente envían los señores Lehmann y Del Río, informando al Directorio sobre el resultado de la misión que les fue encomendada. Nuestro primer uniforme, fue una camisa de lanilla azul, metida dentro del pantalón blanco y botas altas de cuero negro encima de éste, además se utilizaba un grueso tahalí de cuerdas y un hacha de mano. El bautismo de fuego, lo tuvo el 25 de febrero de 1865, en el incendio que afectó, un almacén de menestras, en la calle Nueva (hoy Av. Independencia),… allí trabajaron activamente con su bomba a palanca “Valparaíso”, que fue la primera herramienta con que contaron los fundadores. Su primer cuartelero fue don Juan Quezada, quien, al retirarse del servicio bomberil trabajó como portero del muelle fiscal según lo señala don Abraham Bañados V. en su magnífica reseña histórica de los 50 años de la 4ª Compañía. Desde el 31 de diciembre de 1871 la Cuarta contó con un estandarte azul, el que fue bautizado; siendo sus padrinos el Superintendente del Cuerpo de Bomberos, don Juan de Dios Arlegui Gorbea de la 2ª Cía. y su esposa la Sra. Adelaida Mayol de Arlegui. Posteriormente en 1915 dicho estandarte es reemplazado por la bandera nacional, cuya confección fue obra de la señorita Celia Hidalgo. En 1869 la Cuarta adquiere en el Cementerio Nº 1 del cerro del Panteón, las bóvedas Nº 82, 84 y 86, construyéndose el mausoleo, en 1886 bajo la dirección de voluntario y arquitecto “Cuartino” don Fermín Vivaceta Rupio. El primer voluntario que al morir fue enterrado en la bóveda de la Compañía, fue el Teniente 1º y fundador don Vicente Espinosa, fallecido el 31 de julio de 1869. Anteriormente habían fallecido los voluntarios Salustio Lagos el 25 de marzo de 1867 y el fundador don Pedro R. Bañados el 26 de marzo de 1868, los cuales descansan en la tumba de la 3ª Cía. “Cousiño y A. Edwards”, que era más antigua que la Cuarta y ya tenían bóveda en el cementerio. La construcción realizada por Fermín Vivaceta duró hasta 1906 en que fue reconstruida, a raíz de los serios daños recibidos durante el terremoto del 16 de agosto del mismo año. El caballo y el perro, nobles animales en la historia del hombre, también han estado presente en la actividad bomberil de la “Cuarta”, es así que durante 30 años (1895-1925) la compañía contó con 6 nobles caballos conocidos como el “Burro” y el “Moro”, para la segunda Bomba a Vapor Blanco Encalada, el “Coco” para el Gallo-Grifo “Valparaíso”, donado por el señor Ross Santa María, el “Pije”, para el “Gallo Grifo” de similares características al anterior, y el “Brasil” y el “Tuerto” como reemplazantes. También tuvimos dos perros guardianes llamados “Bombín” e “Incendio”. Durante estos 150 años la 4ª Compañía, luego de su fundación, ha tenido varios Cuarteles, entre los cuales podemos destacar el ocupado en sus albores el año 1865. Ese año, la Cuarta ocupó el antiguo edificio del “Estanco del Tabaco”, conocido también como el “Estanco Viejo”, situado en la calle del Arsenal (hoy General Bustamante) del sector puerto de la ciudad, muy próximo de la Quebrada Juan Gómez (hoy subida Carampangue). Esa ubicación le permitía llegar pronto a los lugares con mayor población y estratégicos de la ciudad, es decir el sector Puerto y las bodegas de los Almacenes Fiscales. La construcción era de inicios del siglo XVIII, su nombre proviene del hecho de que allí, el Gobierno, estableció ese servicio tributario en los albores de la República. Luego ocupó una casa en calle del Orden (hoy O’Higgins), de allí otro en calle San Juan de Dios (hoy Condell) con Bellavista. También estuvo en el edificio Manterola contiguo a la Iglesia Presbiteriana “Unión Church”, en la calle San Juan de Dios (hoy Condell), donde actualmente está la alcaldía de la Ilustre Municipalidad, frente a la calle Yerbas Buenas (hoy Eleuterio Ramírez). Más tarde se traslada a la calle San Juan de Dios (hoy Condell) con San Agustín (hoy Molina). Edificio colonial de 2 pisos, de la familia Edwards. Hoy se ubica allí el “Club Naval” de la Armada de Chile. Finalmente en 1894, el Superintendente don Raimundo Devés (5ª Cía.), se reúne con el Ministro de Hacienda don Enrique Mac-Iver Rodríguez, de la 2ª Cía. “Esmeralda” de Stgo., para solicitar un terreno en la nueva Explanada cerca de la Estación del Barón, ello para la construcción de 2 Cuarteles. A los 6 meses, recibe un oficio que señala: Al CUERPO DE BOMBEROS DE VALPARAÍSO.- Se le concede el usufructo de las propiedades que se indican. (Ley 146 promulgada el 2 de enero de 1894 en el Diario Oficial Nº 4707) Por cuanto el Congreso Nacional ha aprobado el siguiente proyecto de lei: “Artículo único. Concédase al Cuerpo de Bomberos de Valparaíso el usufructo de los sitios asignados con los números 1 y 2 de la manzana que lleva el número 23 en el plano de los terrenos que ha dejado el Malecón construido en Valparaíso. Este usufructo durará hasta por el término de veinticinco años. El Cuerpo de Bombero de Valparaíso podrá hipotecar el terreno cedido hasta por su valor total con el objeto de construir en él, edificios en los cuales se establecerán cuarteles para el servicio. Y por cuanto, oído el Consejo de estado, he tenido a bien aprobarlo y sancionarlo; por tanto promúlguese y llévese a efecto como ley de la República.- Jorje Mont Alvarez Pedro Montt Montt Presidente de Chile Ministro del Interior En 1901 se construye el Cuartel que hasta hoy nos acoge. Era tal el entusiasmo de los “Cuartinos” que se trasladaron antes de finalizar la construcción, y tanto voluntarios como auxiliares trabajaron en la obra, turnándose para realizar las terminación y pintura interior y exterior del edificio, con materiales, adquiridos por suscripciones y erogaciones de los contribuyentes, y de los propios voluntarios. La construcción no alcanzó a ser terminada, pues le afectó el terremoto de 1906. Este movimiento telúrico, dañó gravemente el cuartel, hundiendo gran parte del edificio y agrietándolo en su totalidad, perdiéndose parte de los archivos, finos muebles, cuadros al óleo de distinguidos voluntarios, entre ellos los de los bomberos Pedro J. Echeverría y Máximo Inojosa, como otras reliquias y recuerdos de los albores de la Compañía. El 27 de noviembre de 1924, nos afecta un incendio en una bodega contigua al Cuartel, propiedad de la distribuidora de papeles, cartones y carburo. El fuego arrasó el inmueble dejando convertido en cenizas todo el lugar. Ello a pesar del “aviso premonitorio” expresado por nuestro Director don Ignacio Vásquez y apoyado por don Arturo Fliess de la 9ª Cía. en Reunión de Directorio de 1921. En 1927 el Directorio General acuerda construir un edificio dividido interiormente en tres cuarteles. Exteriormente es arquitectura italiana de estilo Toscano y Florentino. El proyecto y construcción, fue obra del arquitecto titulado… en la U. de Chile y bombero don Enrique Harrington de la 3ª Cía. “Cousiño y A. Edwards”. Luego de la explosión del 1º de enero de 1953, gracias a una Ley especial del Presidente don Carlos Ibañez del Campo, para el Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, fue financiada la nueva construcción que cobijó a la 4ª, 5ª y 9ª Cías., siendo inaugurado el de nuestra casa “Cuartina” el 9 de enero de 1965, con motivo de su centenario. Este Cuartel hasta hoy nos sigue cobijando. Ilustres hombres han pasado por las filas de la 4ª Cía., entre sus más preclaros servidores destacan don Federico Santa María, Cornelio Arnold, Emeterio Costa, Manuel Antonio Palacios, el Arquitecto Fermín Vivaceta Rupio. Antonio Fuller, Guillermo Mitchel, José Beecroft, Fortino Macaya, Daniel Sta. Ana, Roberto Mc Farlane, José Grossi, Juan Espic, Abraham Bañados Secretario General e Historiador, el ciudadano Alemán don Julio Adolfo Moser Selinke, Tesorero General Roberto Farmer Vásquez, Juan de Dios Díaz Arancibia Historiador Bomberil, Tesorero General Carlos Stoller Farmer, Superintendente José Fabres Pinto, el Dr. Carlos Cuevas, Luis Marchant Ríos, Gran Comandante de la Institución y Rector de la escuela Industrial de Valparaíso. Oscar Sthandier Jiménez, quien dejó su impronta en la Tesorería General, la que ocupó por siete períodos consecutivos. Periodista y Secretario Gral. Raúl Gorigoitía, el doctor Jorge Kaplán, médico cirujano que realizó el 28 de junio de 1964, el primer transplante de corazón en Chile, en el Hospital Naval Almirante Neff de Valparaíso. Hoy nuestra Compañía cuenta en sus filas, con distinguidos voluntarios, entre otros; Rodrigo Romo, Ex – 2º Comandante, Héctor Retamales, Ex – 3º Comandante, Gregorio Vásquez, Ex – Director y actual Diácono del C.B.V., Leopoldo Lorca, Ex - Oficial Gral., Ricardo Rodríguez Ibáñez. Ex-Comandante del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso y con el Ingeniero Civil Bioquímico y voluntario Ricardo Bravo Oliva, Intendente de la Región de Valparaíso, quienes al igual que todos los que han vestido nuestra sagrada cotona azul con la estrella inmaculada en el corazón, han prestigiado y siguen haciendo gloriosa a nuestra amada “Cuarta”, dejando su impronta en este siglo y medio de brillante trayectoria al servicio de la comunidad. He querido hacer mención especial en esta apretada síntesis de dos grupos de hombres de selección, que han tenido una entrega hasta lo sublime en el cumplimiento de nuestro sagrado deber contraído en forma voluntaria; y que Enrique Mac-Iver califica como… excelsas cualidades y nobilísimos sentimientos. Nuestros voluntarios, al igual que todos los que han integrado la Institución durante 163 años, forman este verdadero ejército de la paz y amor infinito pos su semejantes, aun a riesgo de sus propias vidas; pero ello no ha sido obstáculo, cuando el llamado del clarín a defender a la Patria, les ha trocado la burda cotona de cuero por la guerrera del soldado de Chile y les ha cambiado el pitón por el fusil. Durante la Guerra del Pacífico la “Cuarta” debió pagar un alto precio al,… ver derramada la sangre de los suyos en defensa de la patria y su soberanía. Marcharon al Norte los voluntarios Daniel Martínez, Alejandro Delgado, Vicente Hidalgo, Reinaldo Boltz, Clodomiro Pradel y Guillermo Krauf, quedando para siempre en la sierra desértica, al caer en el campo del honor defendiendo su patria amada, los voluntarios Boltz, Pradel y Krauf. La “Cuarta” ha entregado una cuota importante de sacrificio y heroísmo en la lucha contra el fuego, inscribiendo en el libro del martirologio con letras de oro, los testimonios de heroísmo de sus voluntarios. Es así que han caído en actos de servicio y cumplimiento del deber: El Cuartelero Manuel Paiva Salas (1920); los bombero Orlando Toro Donoso (1955); Francisco Herrera Olivares (1962); Ayudante, Jaime Araya Jasme (1969); Maquinista, Carlos Escobar Gutiérrez (1969) y el voluntario Gabriel Lara Espinoza (2008). Durante este siglo y medio de existencia, la “Cuarta” ha contado con casi una veintena de carros bombas; de ellos quiero destacar particularmente los dos primeros. En efecto, en 1865 la 4ª Compañía “Bomba Valparaíso”, recibió de la Institución su primera “Bomba a Palancas”, fue bautizada “Bomba Valparaíso”, perteneció temporalmente a la 4ª Compañía de “Veteranos” y antes había estado en la 4ª Compañía de Bombas “Española”, disuelta en 1864 por los propios bomberos. Esta magnífica bomba, de doble palancada y de 8” fue construida en los talleres de Willams. C. Hunneman Co. Builders de Boston en Norteamérica, el 19 de abril de 1856. Prestó servicios a su nueva Compañía desde el 1º de abril de 1865 hasta mediados de 1873, y eventualmente hasta el 11 de marzo de 1883, fecha en que la “Bomba Valparaíso” fue vendida a la 1ª Compañía del naciente Cuerpo de Bomberos de San Felipe en la suma de $ 3.000.- Fue re-bautizada como bomba “Aconcagua” Nº1. Esta reliquia participó en el bombardeo de la Escuadra Española a Valparaíso en 1866, en el gran incendio de los almacenes de la Aduana en 1868; en el incendio de la calle de la Planchada (hoy Serrano) y Cochrane, en 1871; el incendio de 1872 que destruyó las residencias de las familias Real, Brown y Orrego en la calle de San Juan de Dios (hoy Condell), y por último el gran incendio que destruyó los edificios del señor Julio Lynch, situados en la Plaza Municipal (hoy Francisco Echaurren García-Huidobro) el 22 de septiembre de 1873 y que ha sido uno de los incendios de mayor duración, pues el fuego fue controlado luego de 21 horas de esfuerzo y trabajo bomberil. La “Cuarta”, comprueba lo importante que es tener una Bomba a Vapor, por ello el 9 de noviembre de 1873 recibe desde Inglaterra una bomba “Merrywaether & Sons”, siendo bautizada oficialmente como “Blanco Encalada” en homenaje al gran Almirante e Intendente de Valparaíso, en la época que fue fundado el Cuerpo de Bomberos. Esta bomba arrastrada a mano, prestó valiosos servicios a la ciudad hasta 1893;… siendo vendida junto con un “Gallo” en $ 5.000.- a la 11ª Compañía “Italiana” de Santiago, quienes la llamaron cariñosamente “La Patita”, y le incorporaron tracción animal. Luego de un tiempo fue enajenada a la 1ª Cía. de San Fernando, donde en 1915 todavía prestaba valiosos servicios. Como testimonio histórico de la “Cuarta”; en 1918 entra en servicio un “Auto-Grifo” con “Portamangueras”, montado sobre un chasis “Hudson”, especial para los cerros de Valparaíso. Al poco tiempo de entrar en servicio, el 1º de enero de 1920, sufrió un grave accidente al chocar contra un poste, desintegrándose por completo su carrocería, pero sin que el motor sufriera desperfecto alguno. Como consecuencia de dicho accidente la “Cuarta” tuvo que lamentar la muerte de su Cuartelero don Manuel Paiva Salas y graves heridas el voluntario don José M. González. Años más tarde este Auto-Grifo fue restaurado y bautizado como Cuartelero “Manuel Paiva Salas”, en homenaje y reconocimiento a su primer Mártir. En 1880, el lema “Abnegación y Constancia”; de la “Asociación contra Incendios de Valparaíso”, fue idea de don Agustín R. Edwards Ross, cuando desempeñaba el cargo de Superintendente (1880-1884). Él decía que el principal requisito para pertenecer a la Asociación contra Incendios de Valparaíso, era “Seguir los impulsos del corazón y tener el propósito de hacer el bien sin más recompensa que la íntima satisfacción” ; esta condición básica, no sólo se ha exigido por ser una actividad voluntaria, sino también porque para prestarla es imprescindible dejar de lado trabajo, familia, placeres y pasatiempos, siempre más gratos que la peligrosa tarea de combatir a ese ente,… no racional, que adquiere vida en un incendio y que destruye todo lo que encuentra a su paso: “El Fuego”. Esa característica ha sido fundamental en el bombero voluntario y esencial para la subsistencia en 163 años del “Cuerpo de Bomberos de Valparaíso”. La idea de servir al prójimo gratuitamente fue adquiriendo forma en cada bombero de mediados del siglo XIX, debido a que al parecer, no existió por parte del gobierno la idea de crear un Cuerpo de Bomberos financiado exclusivamente con aportes del Estado. Tampoco el Comercio estaba dispuesto a financiar en forma permanente la actividad bomberil organizada, considerando que se debería pagar personas que ayudasen al manejo de las bombas y además financiar el material bomberil adecuado, que debía ser renovado cada cierto tiempo. Antiguos libros y archivos de la Institución señalan que los bomberos de antaño se enorgullecían de: “tener en su seno hombres capaces de poner en peligro su vida sin otro interés de salvar lo ajeno y sin otro móvil que hacer el bien”; ello motivó la idea de ser considerado como un organismo de beneficencia y hoy por Ley,… Servicio de Utilidad Pública. Estos bomberos respondían a un íntimo ideal, que estaba fuertemente ligado al sentimiento caballeresco de la Edad Media, pues, sus propósitos eran servir a las causas justas y nobles, y a la protección de los más débiles y desamparados. Por ello la sociedad nos reconoce como “Caballeros del Fuego”, ya que con sus armas la defenderá del enemigo implacable de la ciudad: “Los Incendios”. El deber, la hidalguía, el sacrificio infinito y por sobre todo el honor, no sólo son propios de los caballeros feudales, sino que atributos de los bomberos del pasado como también de las actuales generaciones “Cuartinas” y de las que mañana nos reemplazarán en el combate del fuego. Honor y Gloria eterna a nuestros fundadores, y a todos los hombres que han vestido nuestra Cotona “Cuartina”, cada uno de ellos han transmitido con entusiasmo, la eterna juventud del Cuerpo de Bomberos, de generación en generación por 150 años, manteniendo vivo el espíritu del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso. Muchas Gracias. Valparaíso 1851 (hrm/cca)

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