La tragedia del Tranque Mena, gran catástrofe en Valparaíso el 11 de Agosto de 1888.
En la misma fecha: el 10 al 11 de agosto de 1888, casi al mismo tiempo en que el paso de las crecidas y tormentas de la Zona Central afectaban a Chile, también en Santiago echaban abajo el Puente de Cal y Canto. No satisfecho el destino con tanta desgracia sobre Valparaíso, otra de las catástrofes que ha debido soportar el primer puerto de la república y en la que tuvo gran participación su Cuerpo de Bomberos, fue la que se originó alrededor de las 08,00 de la mañana del día martes 11 de agosto de 1888, cuando se sintió un gran estruendo que estremeció a los habitantes del cerro Florida y sus alrededores, tras una noche de grandes e intensas lluvias....
Enorme almacenamiento de agua contenía el Tranque Mena y que al reventar uno de sus muros de contención como consecuencia de la inmensa presión, dejó escapar hacia el plan en pocos segundos 100.000 m3 de agua (60.000.000 de litros). Una ola roja de fango gredoso se precipitó cuesta abajo arrastrando desde troncos hasta personas. Más toda una inmensa carga de desperdicios que descendía sin control de una altura de 277 metros sobre el nivel del mar, a través de la Quebrada San Juan de Dios (hoy Av. San Juan de Dios y subida Ecuador), arrasando con todo lo que encontraba a su paso, principalmente por las calles Yerbas Buenas y General Mackenna. La fuerza del torrente descontrolado que dejó abandonada en la plaza, entre peñascos, escombros, maderas, pozas y lodo, una enorme roca de dos metros arrancada de cuajo con todo su tonelaje desde los cerros, la que permaneció por un buen tiempo más ahí, antes de ser removida. Otra roca quedó encallada junto a la Escalinata Murillo, sin poder ser retirada jamás. En el primer momento la gente pensaba que se había salido el mar, fue lo que después se conocería como “la catástrofe del Tranque Mena”. La represa cedió y en medio de ruidos aterradores, y con una fuerza incontrolable, el torrente de agua y barro se precipitó hacia el plan de Valparaíso arrastrando a su paso un gran número de viviendas y a sus moradores. Dejó daños millonarios y un lamentable saldo de más de una cincuentena de víctimas que fueron arrastradas por el violento torrente, quedando sepultadas bajo el lodo que cubrió e inundó desde la Plaza de la Victoria, Plaza Aníbal Pinto, hasta calle Esmeralda, cubriendo el lugar con más de 1 metro de escombros bajo los que yacían cerca de 60 personas sin vida, muchas de las cuales serían arrancadas junto a sus casas por la mortal avalancha. Además de las pérdidas materiales y de 700 heridos. Esta represa estaba construida mediante el cierre de una garganta rocosa para almacenar agua a 270 metros del nivel del mar en los altos de los hermosos cerros Yungay y San Juan de Dios, tenía una capacidad para almacenar cerca de 60.000 m3. El tranque medía en su base 40 metros y en su parte superior 15 metros, con una altura de alrededor de 17 metros. A él se accedía por la calle que continua a Yerbas Buenas alojándose al fondo del ceno que forman los cerros Florida y Yungay por sobre el “Camino Cintura”, actual Avda. Alemania. Pertenecía al agricultor y Regidor porteño don Nicolás Federico Mena acaudalado y solitario vecino del lugar que poseía en ese sector un gran fundo de 66 hectáreas a fines del siglo XIX, las que ocupaban casi en su totalidad el cerro de la Florida, con ello aseguraba el regadío de sus tierras, abastecía su Fábrica de Hielo y de Cerveza, El catálogo de la Exposición Nacional de Agricultura de 1869, señala que la Cervecería y fue fundada en el año de 1854. El establecimiento que ocupa 12.000 m2, tiene una cañería para extraer el agua de las quebradas y es usada para su fabricación. Empleaba como materias primas la cebada del país. Ocupaba 40 o 50 obreros, todos chilenos, y produce 12.000 litros diarios, de los cuales el 70% se consume en la región, exportándose el resto para las costas del norte y sur del pacifico. La maquinaria que usaba fue en gran parte construida en el extranjero”. También había una cantidad importante de agua para un sector de la población porteña que habitaba en el sector. Además, distribuía agua de la vertiente que extraía de la quebrada Yungay. Como dato complementario es bueno señalar que habían otras pequeñas cervecerías: entre otras la de Franz Duve, Pedro Frugone, M. Haertel y Cía., Pedro Martín, Juan Pigati, Gmo. A. Rohde y Cía., Ramón Zilleruelo. Sin embargo, la represa de don Nicolás Federico Mena fue construida sin permiso municipal y era sólo de tierra. Mena aumentó su altura, sin ninguna autorización como muchas edificaciones espontáneas de Valparaíso que desde sus inicios se fueron construyendo libremente. Por la ubicación y altura de la cota sobre el nivel del mar, con la cantidad de agua almacenada 60.000 m3 (70.000.000 de litros) esto ocasionó una desgracia de descomunales proporciones, porque durante el invierno del año 1888, el tranque se vio sobrepasado de agua. El día anterior había llovido copiosamente sobre Valparaíso y el martes 11 de agosto de 1888, amaneció con leve llovizna que posteriormente disipó despejándose parcialmente, sin que nada hiciera presagiar la tragedia. A los pocos minutos y sin que la población casi lograra comprender, una impresionante masa de agua, barro y rocas se derramó por el cerro, destrozando todo cuanto encontró a su paso dejando destrucción y muerte. Un terraplén en el Camino de Cintura aguantó una buena parte de la avalancha, lo que significó que la catástrofe no fuera mayor, aunque luego de unos 15 minutos, también cedió, pero el aluvión bajó con menos fuerza, abarcando otras calles. Pablo Neruda eligió ese sector para establecerse y así poder “Vivir y escribir tranquilo”, El médico y gran amigo del poeta Dr. Francisco Velasco Núñez ha expuesto, en La Sebastiana, muchas veces son paisajes de oleos de Valparaíso y retratos de cercanos al doctor en homenaje al escritor. El Doctor cuenta que el vate se levantaba muy temprano y escribía todos los días, pues no creía en la inspiración. Agrega que "Pablo era muy bueno para hacer fiestas, y eran entretenidas, porque él era muy entretenido, ingenioso e inteligente". “Los años con Neruda fueron muy felices, porque no sólo conocí a Neruda, también a grandes personalidades amigos de él, como Francisco Coloane" y a Salvador Allende, este último extraordinaria persona y para quien su mujer, la artista María Martner García, realizó un gran escudo chileno con piedras naturales, como ágatas y cuarzos. -Pablo compró la casa “La Sebastiana” a medias con el Dr. Velasco; el vate se quedó con los pisos superiores y doctor disfrutó por 30 años del primer y segundo piso, el subterráneo y el jardincito. También lo habitó en algún momento el recordado libretista nacional Arturo Moya Grau, luego de ocurrir hace más de 120 años una de las más grandes tragedias que recuerde el puerto. La crónica de la época relata que don Eugenio Huberle se despidió ese día de su esposa en el sector alto de la ciudad y se dirigió a la botica del señor Eisele donde trabajaba, en la actual calle Condell. Luego de la avalancha, don Enrique Campusano, dueño de la tienda “La Colmena” atajó un bulto que arrastraba el barro. Una vez que le lava el rostro el señor Huberle reconoce a su esposa de quien momentos antes se había separado. Su casa había sido destruida y su hijita Blanca Aurora de año y medio, había fallecido. También informa de otros episodios sórdidos: “el caso de Nicolás Torres. Tenía su sastrería en lo que es la actual calle Pirámide. Su familia fue atrapada por el torrente. Murieron su esposa, cuatro hijos menores, y dos sastres que trabajaban con él. Don Nicolás fue llevado por la corriente hasta el sector de la calle O’Higgins, y desde el segundo piso de una casa le lanzaron una cuerda y milagrosamente pudo salvarse”. En una carnicería de Bellavista murieron dependientes y clientes y sólo se salvó una persona que providencialmente se tomó de un gancho para colgar carnes. Las tareas de salvataje de personas aisladas o arrastradas por las aguas; fueron extremadamente difíciles y peligrosas; en ellas se destacó el bombero y más tarde Capitán de la 7ª Cía. “Bomba España” don Enrique Campusano, quien fue distinguido por su valerosa actuación salvando la vida a varias personas, recibiendo por ello una “Medalla al Valor” de la Asociación de Salvavidas de Valparaíso. La búsqueda de cadáveres, por varios días, fue agotadora y penosa, pero el Cuerpo de Bomberos cumplió nuevamente con su deber. Tal fue la cantidad de barro y agua que se juntó en el lugar, que para transitar por el sector se debieron utilizar botes en el sector más afectado de calle (Carlos) Condell. Antonio G. Cornish Besa, Secretario General del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso en la Memoria correspondiente al año 1888 señala; “Ocurrido el 11 de Agosto de 1888 el desbordamiento del Tranque Mena, con lamentable pérdida de numerosas vidas y grandes perjuicios para una parte de la ciudad, el personal del Cuerpo prestó espontáneamente sus servicios y ellos fueron reconocidos por las autoridades en la nota que figura como anexo”. INTENDENCIA DE VALPARAÍSO (Nº 1.396) Valparaíso, Agosto 20 de 1888.- Su Excelencia el Presidente de la República, Don José Manuel Balmaceda Fernández, en nota fecha 17 del actual, me dice lo que sigue: “La conducta de las autoridades i de la sociedad de Valparaíso para reparar su última y cruel desgracia, ha sido propia de un pueblo abnegado i animoso. En mi nombre, y en el de la República que tengo el honor de dirigir, envío a Uds. mi palabra de justicia i de aliento. La envío muy especialmente al Cuerpo de Bomberos, que ha cumplido sus deberes virilmente, ennobleciendo la institución i dando ejemplo a todos los bomberos de Chile. Los pueblos que así entienden i practican sus deberes son superiores a toda desgracia”. Lo que transcribo a Ud. para su conocimiento i fines consiguientes. Dios guarde a Ud. FRANCISCO FREIRE. Al Señor Superintendente del Cuerpo de Bomberos don Manuel del Río. INTENDENCIA DE VALPARAÍSO (Nº 1.440) Valparaíso, Agosto 22 de 1888.- El I. Cabildo, en sesión de anoche, acordó dar las gracias al Cuerpo de Bomberos por los importantes y abnegados servicios que ha prestado a la ciudad con motivo de los desgraciados sucesos acaecidos el 11 del corriente. Al transcribir a Ud. el anterior acuerdo me es satisfactorio unir a él mis propios agradecimientos. Dios guarde a Ud. FRANCISCO FREIRE. Al Señor Superintendente del Cuerpo de Bomberos don Manuel del Río. He aquí tal vez la inspiración que tuviera el cantautor porteño Osvaldo “Gitano” Rodríguez al referirse en su canción al sino trágico de Valparaíso; “Y vino el temporal y la llovizna con su carga de arena y desperdicios. Por ahí paso la muerte tantas veces la muerte que enlutó a Valparaíso". La catástrofe pudo ser evitada si es que las autoridades hubiesen puesto la atención necesaria a las denuncias que se venían haciendo hacía más de dos años respecto del peligro que significaba dicho almacenamiento de agua en la parte alta de Valparaíso. Sin embargo nada se hizo. El hijo de don Nicolás Federico Mena, don Marcelo Mena Luna (1860-1932), tal vez cargando en su conciencia la horrible tragedia que ocasionara el descuido de su padre, antes de morir destinaría una cuantiosa fortuna (53.152,44 Libras de oro) para la creación de una fundación que construyera un hospital para niños que recibiría el nombre de Marcelo Mena y que popularmente se conoce como “Consultorio Mena”. En la actualidad una inmensa roca de varias toneladas puede ser vista encajada a un costado de la escala Murillo la misma que recorre en paralelo al ascensor al cerro de la Florida, y que es mudo testimonio de la fuerza que tuvo la avalancha. En el mismo cerro una calle principal y plaza recuerdan el apellido de ésta familia porteña que por desgracia apellidan una de las tragedias más grandes que ha sufrido Valparaíso. La peligrosidad del tranque fue denunciada en la prensa hacía más de dos años y sin embargo nada se hizo ni antes ni después, hasta que el tiempo dio la más horrible de las razones. En su testamento dispuso en definitiva la creación de cuatro fundaciones, para un Hospital, un Asilo de Ancianos, una Escuela Industrial y un Patronato para la repatriación de emigrados chilenos en el extranjero, constituyéndose en un nuevo filántropo de nuestra comunidad. La plaza y la calle Mena, recuerdan a esta familia indisolublemente ligada a Valparaíso. A un costado de esta plaza hay un mirador hacia el plan de Valparaíso justo sobre la plaza Victoria. El 11 de agosto cuando se produce la gran tragedia en el camino Cintura, lugar donde se había construido el tranque para retener aguas lluvias que le servía al señor Mena para el riego de sus tierras, se detecta lo mal construido del estanque y forma precaria lo que provocó el derrumbe de la frágil represa. En su camino hacia el plan el agua se deslizó por la quebrada Yungay, (hoy Avda. Yerbas Buenas), dejando el centro de la ciudad sembrado de restos de casas y cadáveres. El Cuerpo de Bomberos de Valparaíso desplegó sus mejores esfuerzos desde los primeros momentos, cooperando en la extracción de víctimas sepultadas en el lodo. En esta catástrofe resultó seriamente dañado el cuartel de la 4° Cía. “Almte. Manuel Blanco Encalada” la Cuarta (1885-1903), ubicado en calle San Juan de Dios,( hoy Carlos Condell de la Haza) y en las mismas dependencias del edificio funcionó también, en forma paralela, la Novena (1858-1898) y la Cuarta (1885-1903) Compañías de Bomberos de Valparaíso, donde hoy se ubica el Club Naval de la Armada de Chile (04.04.1918) denominado en sus albores como Círculo Naval (05.04.1885), resultando dañado el mobiliario y los archivos de la Unidad Bomberil. El 24 de marzo de 1889 se reinauguran las dependencias remodeladas del cuartel de calle San Juan de Dios (hoy calle Condell) y al antiguo Callejón Huito (hoy calle Molina). El saldo final fue trágico; 57 muertos y 300 heridos graves (mutilados en su mayoría). La familia Mena quedó marcada por la tragedia y de ahí se origina esta suerte de “compensación” de don Marcelo Mena. Cuenta el profesor Sáez en su libro: “este hijo heredó una fortuna considerable, y nunca se casó ni tuvo hijos. Durante su vida no tuvo ningún rasgo de filantropía, pero el 18 de mayo de 1925 firmó un testamento en el que dejaba toda su fortuna a cuatro fundaciones”. Conociendo esta historia, a lo que se suma la hoy nula presencia de la Fundación Mena en el consultorio, los vecinos abrieron un plazo para entregar las propuestas para un nuevo posible nombre para el centro. Esto, porque siempre se consideró en este proceso la mantención del actual nombre, “Marcelo Mena”. Según explicó el presidente del Consejo Local de Salud del sector, Serapio De la Cruz, “primero se recibieron las ideas de los usuarios del consultorio, y después se hizo una preselección entre todas las que llegaron, de donde salieron finalmente las que fueron votadas por la gente. Siempre se dijo que la mantención del nombre también podía ser votada, y se votó por una nueva propuesta”. El resultado fue sorprendente. Cerrado el recuento, 152 personas votaron por mantener el nombre “Marcelo Mena”, mientras que 147 lo hicieron por la opción “Michelle Bachelet”. Otras opciones fueron “Pablo Neruda” (22 votos), “Bicentenario” (40 votos), y “Mena” a secas (54 votos). Pareciese que la fuerza de las tradiciones es poderosa. Los vecinos destacaron que ”Es primera vez que esto se hace en Valparaíso”, los participantes quedaron orgulloso del ejercicio democrático realizado por la comunidad que se atiende en el consultorio, proveniente en su mayoría de los cerros de la Florida, de las Mariposas, de las Monjas, de la Bellavista, Yungay y San Juan de Dios. Ahora, a esperar la inauguración y puesta en marcha del nuevo consultorio “Marcelo Mena”, que seguirá recordando al personaje histórico que marcó el sector con su beneficencia, intentando borrar el desastre que dejó la ambición desmedida de sus antecesores, autores de una de las páginas más tristes en la larga historia de desastres de Valparaíso. ¿Sabrán esa historia los vecinos que votaron por mantener el nombre?
Valparaíso 1851 (hrm/cca)
"Valparaíso al Trasluz", Alfredo Larreta y Julio Hurtado,
2010 (p. 77-79) - Fundación Mena Foto y
texto de Mario Ortega P. - Profesor Leopoldo Sáez, escritor libro “Valparaíso -
Nombres, Lugares y Personajes” - Valparaíso bajo el agua", Alejandro
Osorio Estay, Cineasta.
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