sábado, 28 de octubre de 2017

Don José Onofre Pizarro Caravantes, "El Divino Bombero" de los Cuerpos de Valparaíso y Santiago

 

Mucho antes de convertirse en el poeta vagabundo que recorría el barrio Lastarria con un carro de supermercado, José Onofre Pizarro Caravantes -el verdadero nombre del “Divino Bombero” -, que murió a mediados de octubre del presente año; fue bombero. Se inició como tal en Valparaíso y luego en Santiago. “Alguien le dijo que podía dormir en el cuartel y por eso llegó”, dice uno de sus ex compañeros “Cuartino” del Cuerpo Madre de los Bomberos de Chile. Gracias al magnífico trabajo realizado por la periodista Gabriela García y el gráfico Francisco Javier Olea de la Revista de Reportajes del Sábado que publica el diario “El Mercurio”, realizamos el presente trabajo para dar a conocer una pincelada de nuestro camarada de ideal bomberil, conocido como el “Divino Poeta Vagabundo”, gracias a los antecedentes de los registros que hay de él y que en gran parte fueron recopilados por Gabriela....
A esta investigación de la periodista se agregan los valiosos aportes entregados por el bombero Insigne y M.H.D.G. Eduardo Silva Henríquez de la 4ª Cía. de Valparaíso y de los bomberos Germán Paiva, Juan Carlos Peterson y el Director Marco Villalobos Riquelme. También de los bomberos “Tercerinos” de la Capital de la República como el historiador de Cuartel el bombero Carlos Iturra Briones, Maximiliano Echeverría Bertolone y Nicolás Inostroza Oyarzun, todos ellos integrantes de “La Heroica” como se conoce a esta Unidad del Cuerpo de Bomberos de Santiago. Un grupo de bomberos sentados alrededor de una mesa en el cuartel de la Tercera Compañía de Bomberos de Santiago, más conocida como “La Heroica”, ubicada en Avda. Vicuña Mackenna con Diagonal Paraguay, hablan de la muerte de su ex camarada el bombero José Onofre Pizarro Caravantes, El Divino Anticristo. – ¿Se recuerdan de los escritos que nos pasaba a dejar? – dice el bombero Maximiliano Echeverría, cuando su compañero Nicolás Inostroza muestra la única foto donde José Pizarro C. el verdadero nombre del Divino Bombero aparece vestido con el uniforme de bombero "Tercerino". El capitán de “La Heroica”, Rodrigo Pineda Pasten, se toma la cabeza y dice: “No puede creer que el hombre de barba frondosa que ve en esa imagen de los 70, sea el mismo que murió hace dos semanas, a los 64 años, tras hacerse conocido recorriendo el barrio Lastarria con un carro de supermercado, vestido de mujer, con pañuelo en la cabeza y repartiendo sus versos”. -“Deberíamos hacerle una animita”- bromea Echeverría. Inostroza busca en youtube a Pizarro Caravantes convertido en títere, un varios capítulos del programa 3I minutos. Y el historiador “Tercerino” Carlos Iturra, agrega un dato más: - “Diana Navarrete, la artista que inmortalizó al Divino Anticristo en 2007 es la misma que pintó el óleo que retrata a uno de los mártires de la Tercera Compañía, el bombero Daniel Castro Bravo. El capitán Pineda mira la obra del personaje popular que fue exhibida en el Museo de Artes Visuales en la pantalla del celular de Iturra - Parece que uno de nuestros compañeros se convirtió en un icono pop - concluye. Las veinte personas que lo acompañan en la mesa asienten con la cabeza. -¡Así es capitán! -exclaman en tono marcial. 

BOMBERO EN VALPARAÍSO.-  

Su primera experiencia como bombero de José Onofre Pizarro Caravantes fue en Valparaíso, en la 4ª Cía. “Bomba Almirante Manuel Blanco Encalada” del puerto, ubicada en la calle Ramón Freire N° 159 del Puerto, del Sector del Almendral. Allí, algunos de sus excompañeros, al enterarse de la noticia de su muerte, intentan reconstruir sus días en la institución y algunos han propuesto juntar las anécdotas para hacer un libro. Según registros de la “Bomba Manuel Blanco Encalada”, Pizarro Caravantes llegó al cuartel en 1977. Debido a su alta y calificada asistencia, pronto hizo méritos para integrarse como miembro de la Guardia Nocturna “Ayudante Jaime Araya Jasme”, ello en perpetuo homenaje a este bombero mártir que ofrendó su vida en defensa de los habitantes del Puerto. José Onofre Pizarro Caravantes, llegó porque alguien le dijo que - se podía dormir en la bomba -recuerda Germán Paiva (64), un antiguo bombero que conoció a Pizarro en esa época. Paiva lo describe como un joven que entonces era rubio, alto y delgado. También sabía que Pizarro venía de una familia pudiente en Santiago: su padre era dueño del Instituto de Contabilidad y Técnica Comercial de Chile, que quedaba en la calle Santo Domingo. Pero las cosas se le habían complicado a Pizarro Caravantes, tras convertirse tempranamente en padre de un niño. Paiva recuerda que Pizarro se lo contó así: Me dijo: "- Mi padre me dio a escoger: o me dedicaba a los estudios o era hombre de familia, pero ambas cosas no me las iba a financiar". Pizarro no habría querido desprenderse de ninguna de las dos responsabilidades. Matriculado en Literatura en la UC de Valparaíso, y siendo bombero por las noches, había encontrado la fórmula para pasarle la plata del alojamiento a su pareja y así aportar con la crianza. Paiva recuerda que la mujer entraba a la guardia para mudar al pequeño de entonces ocho o nueve meses, sobre la cama de Pizarro. Luego salían los tres a almorzar. Pizarro no era un bombero común y corriente. Compartiendo las jornadas en la Guardia Nocturna, Pizarro trabó amistad con Germán Paiva, quien recuerda que "el Divino Bombero" se apasionaba hablando sobre literatura. Él me enseñó a entender profundamente el poema del Mío Cid y la figura de El Quijote. Y se reía de sus compañeros en la UC, porque al castellano le decían "lengua máter". Como bombero, las opiniones están divididas: mientras Eduardo Silva dice que se le veía la mayoría del tiempo deambulando de un lado al otro del cuartel, sin una tarea clara, Paiva da fe de que fue un bombero bastante activo y que asistió con él a apagar varios incendios. -Cuando había que enfrentar las alarmas, cumplía. Le gustaba mucho ir a las emergencias, se manejaba y se podía confiar en él -agrega. Pizarro permaneció en la 4ª Cía. “Bomba Almirante Manuel Blanco Encalada” del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso hasta 1978 y fue Ayudante de Pitonero y Gemelero (a cargo de dar el agua desde las válvulas). Pero le costaba cumplir con las normas de la Institución. Pizarro no habría querido desprenderse de ninguna de las dos responsabilidades; estudiante universitario en la U.C.V. durante el día y bombero Guardián Nocturno en las noches según lo dispone el Reglamento, era su fórmula para aportar el dinero del alojamiento a su pareja y contribuir a la crianza de su hijo. Pizarro era un joven con características especiales. Mientras el resto de los bomberos mataban el tiempo jugando cartas o cacho, él los miraba taciturno desde la barra del casino. Su comportamiento, dice otro de sus compañeros era extraño. Eduardo Silva, señala que “Pizarro Caravantes actuaba como un ermitaño. Se veía solo y sin un norte definido.-Cada noche llegaba con huevos y pan, pidiéndoles a sus camaradas de Guardia Nocturna le hicieran una paila. Como no tenía dinero, de eso se alimentaba”, agrega finalmente el M.H.D.G. Eduardo Silva Henríquez. Él me enseñó a entender profundamente el poema del Mío Cid y la figura de El Quijote. Y se reía de sus compañeros en la UC, porque al castellano le decían "lengua máter". Como bombero, las opiniones están divididas: mientras Eduardo Silva dice que se le veía la mayoría del tiempo deambulando de un lado al otro del cuartel, sin una tarea clara, Paiva da fe que fue un bombero bastante activo y que asistió con él a apagar varios incendios. -Cuando había que enfrentar las alarmas, cumplía. Le gustaba mucho ir a las emergencias, se podía confiar en él -agrega. Pizarro permaneció en la 4ª Cía. “Bomba Almirante Manuel Blanco Encalada” del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso hasta 1978 y fue Ayudante de Pitonero y Gemelero (a cargo de dar el agua desde las válvulas). Pero le costaba cumplir con las normas de la Institución. En 1978, cuando murió un bombero insigne en Valparaíso, Pizarro y Paiva debían llevar su capilla ardiente a los velatorios que se realizaron en el Salón de Honor de la Dirección General de la Institución en Plaza Rafael Sotomayor Baeza. Pero cuando Paiva, haciendo uso de sus años de antigüedad, le ordenó que se fuera atrás en el carro escoltando al difunto, José Pizarro se negó. -Su ausencia en ese homenaje le costó una amonestación y la salida de la Guardia Nocturna. Sin dinero para arrendar un lugar donde dormir, alargaba lo más posible su permanencia en el cuartel.-Los que seguíamos en la guardia nos íbamos a acostar tipo 22:30 PM. y el resto de los bomberos tenía que desocupar la bomba, pero él se escondía por ahí – el Bombero Insigne y M.H.D.G. Eduardo Silva recuerda y agrega; Un día, el Teniente descubrió que se iba al tercer piso, al Salón de Honor, donde se envolvía en las cortinas de terciopelo azul que caían de las ventanas para abrigarse. "Entonces, lo llamaron a la Junta Oficial y lo separaron de la Compañía”. 

BOMBERO EN SANTIAGO.-

Un año más tarde, en 1979, José Onofre Pizarro Caravantes reapareció como bombero, esta vez en la 3ª Cía. “La Heroica” del Cuerpo de Bomberos de Santiago. La bomba de Vicuña Mackenna. Había dejado inconclusos sus estudios y estaba de regreso en Santiago. Octubre Rojo, El bombero “Tercerino” de la Capital, Nicolás Inostroza Oyarzun sigue buscando información en los antiguos “Libros Rojos” de la institución: la hoja de vida de José Onofre Pizarro Caravantes dice que se integró a la bomba de Vicuña Mackenna el 13 de septiembre de 1979 y que tenía 25 años. Según se lee en el documento, escrito con lápiz pasta, Pizarro Caravantes era profesor. Recién separado de la madre de su hijo, y tras tomar cursos de computación en la Universidad de Chile, ahora enseñaba a usar aparatos de la marca IBM en el Instituto de su padre. Su pasada por la “Heroica” 3ª Cía. de Bomberos de Santiago fue más breve que la de Valparaíso, pero más polémica. Jorge Echeverría, director actual de la bomba, mira los datos y lo resume así: -“Traía un pelo rubio, como de vikingo, que casi le llegaba a los hombros, y que lo obligaron a cortarse comenta”. -Las votaciones para que se incorporen o no como bombero suelen ser unánimes, pero en su caso fue bastante dividida -dice. De un total de 56 votos, Pizarro obtuvo 41 a favor, 6 negativos y 9 abstenciones. Aun así, juró como bombero y el 14 de septiembre fue bautizado por sus compañeros, según se lee en el libro de la Guardia Nocturna. De todos los bomberos que lo recibieron en ese tiempo, Christian Ferri (63) fue el que más lo conoció: -Llegó con pelo rubio, muy parecido al que usaban en la antigüedad los vikingos, el pelo le caía hasta los hombros, por lo que su oficial superior le ordenó cortarlo de manera reglamentaria. Pizarro tenía clases de computación por las tardes, así que el resto del día se lo dedicaba a bomberos. A pesar que el actual Director de la Compañía, Jorge Echeverría, dice que "su asistencia era sobresaliente", apenas permaneció seis meses. Pizarro mantuvo la frondosa barba y fue apodado "Trotsky", por sus aires de revolucionario. Más irreverente de lo que lo conocieron en Valparaíso, “cuando en la 3ra. Compañía le encargaron limpiar los bronces de los carros bombas del siglo XIX, él fue al instituto donde daba clases de computación en busca de dos empleados”.- -Los llevó para que lo ayudaran. Pero de inmediato le llamaron la atención, porque su actitud estaba absolutamente fuera del canon. Es que Trotsky estaba más para dar órdenes que para acatarlas - Tenía una visión de mundo muy crítica que hacía que prácticamente nadie, excepto yo, lo entendiera. Cuenta Ferri, quien dice que a Pizarro siempre le costó encajar en la sociedad. Salir de la bomba para José Pizarro era difícil pues, no tenía amigos, salvo Ferri. En una ocasión, hasta fue a verlo al instituto en calle Santo Domingo y conoció a su padre. -Tenían una relación que estaba marcada más por la autoridad que por el afecto. Su madre, a quien no vi, estaba enferma -dijo. Sesenta días después de ser admitido como bombero, Pizarro fue amonestado por no asistir al homenaje de los mártires y acusado de estar involucrado en el estallido de unos petardos al interior de la Guardia Nocturna. En los registros, con fecha 29 de noviembre de 1979, quedó consignado el episodio: "Dadas sus poco claras e imprecisas explicaciones, la junta acordó citarlo al Consejo de Disciplina", se lee con letras rojas. El veredicto del Consejo llegó el 7 de diciembre de ese año: se le pidió abandonar la Guardia Nocturna y además fue suspendido durante 15 días. -Es una sanción medianamente grave -explica el director Jorge Echeverría, teniendo en cuenta que el máximo de tiempo que se le puede castigar a un bombero fuera de la bomba es 90 días. En febrero del 1980, en su hoja de vida aparece que renunció. Pero Ferri precisa que a Pizarro lo expulsaron tras mandar una polémica carta a sus oficiales, evidenciando su molestia con la institución.-Cuando lo echan, él queda muy afectado y no reaccionó bien. Posteriormente manifestó su enojo y su rabia a través de un escrito que llegó a la compañía. Fue como un desahogo. Una carta con esa brillantez que usaba para escribir. Franco, pero no agresivo -resume. La amistad con Ferri trascendió a pesar de su salida de la bomba. En los tiempos libres de ambos, solían ir a los Juegos Diana. O conversaban sobre teorías conspirativas. Ferri cuenta que Pizarro siempre andaba de camisa, corbata, chaqueta azul y pantalón gris. Y que alguna vez hasta le conoció a una novia. Se llamaba Lilian, y era una muchacha castaña, menuda y de piel blanca que había sido su alumna. En 1982 vino el colapso. Luego de que se incendiara el instituto de su padre, José Pizarro no tenía dónde trabajar ni dormir. Su excompañero intentó ayudarlo, pero ya no era fácil sintonizar con él. -Siempre fue un tipo extraño. Pero ahora me hablaba de que había tenido una revelación divina. Eran los tiempos en que comenzó a autodenominarse el Anticristo. Según él, el dedo de Dios le había apretado el pecho. Estaba fumando marihuana: "El nuevo vino", le decía -cuenta Ferri. Comer de los rastrojos -Ferri tomó distancia de su amigo. Pero cuando supo que el mismo editaba y vendía sus escritos en las calles, procuraba comprárselos y así ayudarlo con dinero para pagar la hospedería. -Le preguntaba: cómo escribes esto, y su respuesta era tan genial: "Agarro el diccionario de la RAE, hago una pregunta, abro el libro en cualquier página y busco con el dedo sin mirar una palabra cualquiera. A partir de ella voy hilvanando ideas". Fue a través de esos escritos, dice Ferri, que fue testigo de su metamorfosis. Pizarro se veía cada vez más andrajoso, pronto adoptó el carrito de supermercado y sus textos eran cada vez más incoherentes. -Para mí era fuerte, porque yo había conocido a otro José Pizarro. Un día encaró a una mujer que llevaba a un cachorro en los brazos, diciéndole que por qué estaba criando un perro si podía criar a un niño. Ferri quedaba consternado cada vez que se encontraban. En otra ocasión, lo vio en la calle con su hijo, cuando este ya tenía unos 14 o 15 años. -Ambos tenían un caminar idéntico -describe. Cuando Ferri le preguntó al joven si creía que su padre era el Anticristo, él asintió con la cabeza. -Ese día quise saber cómo se alimentaba y me dijo que lo hacía en La Vega. Entonces, le pregunté si había algún restorán de allí que le gustara. Su respuesta fue que comía de los rastrojos. "Es bueno, deberíamos ir un día juntos a comer allí", me dijo. Pizarro solía pasarlo a ver al local de Merced, donde Ferri vendía artículos para automóviles. Pero cuando llegó vestido de mujer, se produjo el quiebre. -De eso, hace 31 años. Venía con un pañuelo en la cabeza, falda y unas chalas tipo Condorito, y a mí me impresionó mucho ver a un tipo de más de cien kilos así en la calle -dice. Para su amigo, su esquizofrenia ya era notoria. Pizarro le dijo: "Soy la Cenicienta", y Ferri le pidió que se fuera. -A la salida, se topó con un auto que se corrió para que él pasara. "Vengo a ofrecer mis servicios sexuales", dijo. Yo de puro susto tomé a mi hija, que tenía apenas un año, en los brazos, mientras él gritaba incoherencias. Después de ese día me lo volví a topar varias veces en Lastarria. Ya no había cómo ayudarlo -dice Ferri. En la Tercera Compañía de Bomberos de Santiago, las nuevas generaciones de voluntarios recuerdan más al “Divino Anticristo” que a José Onofre Pizarro Caravantes. Pero a Maximiliano Echeverría le acaba de llegar al Whatsapp un texto que el poeta callejero escribió sobre su paso por la institución. Incluido en un libro pegado con huincha de embalaje y con la bandera de Alemania dibujada en la tapa, se titula "Hechos de bomberos", y es de 2003. Maximiliano lo lee en voz alta: "Hablar castellanísimo? ¿Estoy pensando que están histéricos con los incendios nocturnos? ¿Estoy pensando que hay cualquier enredito? El Comandante me está diciendo que despeje. ¿Estoy pensando que estoy histérico porque estoy pensando que desconecte cualquier línea? Me están diciendo que desconecte primero lo que están vueltos para el otro lado. ¿Estoy pensando que los gemelos son fomísimos? Estoy pensando que me tienen histérico las escalas. Estoy pensando que los gemelos tienen histéricos a los de Valparaisísimo. Estoy pensando que me trataron de estúpido porque les dije que instalen gemelos en los techos. ¿Estoy pensando que es cierto que estaban enojados?, ¿Estoy pensando que es cierto que estos escritísimos, me los Dicta Diosísimo. Estoy pensando que yo soy su secretario ejecutivo. El Comandante me está diciendo que tenemos que tener cuidado. El Comandante está diciéndome que se están poniendo cachuditas las Guardias Nocturnas. ¿Me está diciendo que es porque están histéricos? El Comandante me está diciendo que el incendio se está poniendo peligrosísimo. El Comandante me está diciendo que es por la soda cáustica. ¿El comandante me está diciendo que esos tambores los protejan dos que tengan experiencilla? Estoy pensando que el Comandante quiere que me transcurra. Estoy pensando que es por eso que me está diciendo que Ruljancic le cae biencito. El Comandante me dijo que tenga cuidado con Ruljancic porque es un demonísimo. ¿El Comandante me está diciendo que los demonísimos se ponen hidrofóbicos con el agua? El Comandante me está diciendo que los demonísimos están histéricos con el polvo químico...". Al otro lado del teléfono, el propio Ljubimir Ruljancic al que hace alusión la prosa del Divino Anticristo, también escucha: -Quizá qué habrá pasado por su mente -dice. -Las votaciones para que te acepten o no como bombero suelen ser unánimes, pero en su caso fue bastante dividida -dice. De un total de 56 votos, José Pizarro obtuvo 41 a favor, seis negativos y nueve abstenciones. Aun así, juró como bombero y el 14 de septiembre de 1979, fue bautizado por sus compañeros, según se lee en el libro de la Guardia Nocturna. De todos los bomberos que lo recibieron en ese tiempo, Christian Ferri (63) fue el que más lo conoció. 

EL DIVINO ANTICRISTO FUE TERCERINO.- 

Cuando un hombre presta su juramento de bombero voluntario no sabemos qué suerte correrá en su vida bomberil. Unos se quedan toda la vida, otros desertan a poco andar, otros hasta llegan a dar la vida en auxilio de sus semejantes. El 13 de Septiembre de 1979, José Onofre Pizarro Caravante, obedeciendo a su espíritu de entrega, se convirtió en bombero “Tercerino” y nadie hubiera podido adivinar cuál sería su suerte. La vida a veces nos juega malas pasadas y a Pizarro ésta lo doblegó, arrebatándole la claridad de su mente y sumiéndolo en un mundo fantástico donde para su felicidad, él era el protagonista. Tras un breve lapso de permanencia y de prestar asistencia a los actos del servicio, dejó “La Heroica” y poco a poco fue adquiriendo el singular personaje con que fuera reconocido prácticamente en toda la ciudad de Santiago. Tomando ya su nueva fisonomía lo vimos convertido en el “Divino Anticristo” como el mismo se bautizara y su empeño en reclamar lo que estuviera mal (en cualquier ámbito del acontecer nacional) lo materializaba en sus manuscritos que periódicamente vendía o repartía (algunas veces dejándolos en su ex Cuartel). En ocasiones, en encuentros casuales con su ex Compañía, parecía experimentar retazos de su vida pasada y no vacilaba en demostrar su afecto por los hombres de casco. Era un individuo pacífico que ahora vivía en la calle. Los intentos por darle luz a su cerebro terminaron en fracasos. Se le dejó vivir esgrimiendo su palabra contra las injusticias de los tiempos actuales. Esta madrugada terminó su lucha y fue encontrado junto a su carro de supermercado con el sueño eterno. 

José, que descanses por fin en paz.
Valparaíso 1851 (hrm/cca)

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