miércoles, 4 de diciembre de 2019

Alfred Bernhard Schindler Kohler (Opa). Held des Großen Krieges und Feuerwehrmann Steuerzahler Deustche Feuerwehrkompagnie N°2 "Bomba Germania" zu Valparaíso.

Alfred Bernhard  Schindler Kohler

El “Opa” como lo conocieron todos los antiguos “Bomberos Germanos”, nació el 4 de febrero de 1897 en Stuttgart, Alemania, combatió en la “Gran Guerra” entre 1914 y 1918, uno de los episodios más sangrientos de la historia de los enfrentamientos entre los hombres.
En noviembre de 1914 a los 17 años decidió ingresar voluntariamente al ejército alemán, ya no  tenía aún la edad exigida pues era muy joven.
El Armisticio del 11 de noviembre de 1918 o Armisticio de Compiegne, fue un tratado firmado aquel día  a las 05,20 AM. entre los Aliados y el Imperio Alemán, en un tren de propiedad del Mariscal Francés y Comandante en Jefe de los ejércitos Aliados Ferdinand Foch en el bosque de Compiegne, con el fin de terminar las hostilidades en el frente Occidental de la Gran Guerra. Entró en vigencia a las 11,00 horas AM. de ese día, entre ambos bandos....

Valparaíso 1851 (hrm/cca)

Agradecimientos al Diario “El Mercurio” y a la familia Schindler por los Archivos del Opa. 

En noviembre de 1914 a los 17 años decidió ingresar voluntariamente al ejército alemán ya que no tenía aún la edad exigida y era muy joven. Lo llevaron a la Escuela de Sub-Oficiales, donde realizó sus primeros cursos de instrucción. Al terminar su especialización le dieron a elegir el Regimiento al cual quería ser destinado, dando como respuesta que su deseo fue el de su provincia natal “1er. Regimiento de Granaderos de la Provincia de Baden”, incorporándose a la 5ta. Kompagnie, 1er. Badischen Leib-Grenadier-Regiments N°109. Allí estuvo hasta 1917. La guerra se inició en agosto de 1914, Schindler Kohler ingresó en noviembre, por lo que en Navidad estaba en la Escuela de Sub-Oficiales. Sus padres fueron Alfredo Schindler y Anne-Maríe Schindler (Geboren) Kohler El “Opa”, ex combatiente recuerda que ellos se habían radicado en Valparaíso (Chile). Herr Schindler (su padre) adquirió en 1908 de Herr Gordiano Dieterle; la Joyería y Relojería de su propiedad, fundada en 1876. Esta casa estaba situada en calle Esmeralda, Nr. 3 (hoy Nr. 37). En esta casa comercial trabajaban dos joyeros y doce operarios, perteneció a Herr Schindler en la época de esplendor de Valparaíso, con mucho prestigio y sus trabajos esmeradamente ejecutados y sus artículos que en su mayoría eran importados de Alemania. Posteriormente junto a su hijo Alfredo Schindler Bordón derivó en la fabricación de medallas, condecoraciones, galvanos, trofeos y todo lo relacionado con este rubro, también ganándose un merecido prestigio y reputación en la Marina de Chile, Consulado General de la República Federal de Alemania en Valparaíso, Cuerpos de Bomberos de la región de Valparaíso, del Maule Metropolitana, Compañías de la Confederación de Bombas Chileno-Alemanas, colegios, e instituciones, y Universidades. Su hijo Alfredo Schindler Bordón se incorpora al negocio y permanece en él hasta su prematuro fallecimiento. Su nieto Erik Bernhard Schindler es un distinguido bombero y ex Capitán de la 2ª Cía. “Bomba Germania” de Valparaíso con una dilatada trayectoria de 45 Años de Servicios, reemplaza a su padre y se incorpora al Taller en 1976, trabajando junto a su abuelo Alfredo; que como hemos señalado fue reconocido en Alemania como héroe en la Gran Guerra y Bombero Contribuyente en la paz de nuestra patria, tomando como propia las palabras de Carlos Anwandter (18.11.1851) que decían; “Seremos chilenos honrados y laboriosos como el que más lo fuere, defenderemos a nuestro país adoptivo uniéndonos a las filas de nuestros nuevos compatriotas, contra toda opresión extranjera y con la decisión y firmeza del hombre que defiende a su patria, a su familia y a sus intereses. Nunca tendrá el país que nos adopta por hijos, motivos de arrepentirse de su proceder ilustrado, humano y generoso” En una de las tantas conversaciones con Herr Schindler o el “Opa” para los más cercanos, contaba que fue uno de los pocos sobrevivientes del conflicto que terminada la I Guerra Mundial conservó y pudo mostrar con orgullo hasta el día de su muerte en Valparaíso, sus medallas de guerra, ganadas en el campo del honor; verdaderas e inapreciables distinciones por acciones de guerra en el frente de batalla en defensa de su patria lejana, como lo fueron la histórica, “Cruz de Hierro” en la frontera con Francia, distinción que le fue entregada por el Káiser Guillermo II de Alemania. Fue el último emperador o káiser del Imperio alemán y el último rey de Prusia. Fue el hijo primogénito de Federico III y de la princesa del Reino Unido Victoria y gobernó Alemania de 1888 a 1918. El “Opa”, ex combatiente recuerda su primera batalla que fue el mes de abril de 1915, cuando lo enviaron por primera vez al frente occidental en San Loreto, Francia; donde combatió por largos meses. Sin embargo hay una fecha que tiene muy presente; y el la describe así; “el domingo 9 de mayo de 1915, murieron más de 100 hombres de mi Compañía y sobrevivimos solamente 19 de los nuestros. Aquel lugar era un infierno. En un comienzo sentí pavor, pero luego no pensé en nada. Todo era una locura. Nos disparaban y disparábamos nosotros. Fue al final, cuando pudimos recapacitar, que nos dimos cuenta de la masacre. Es imposible poder contar lo que sucedió y lo que realmente se sintió estar ahí. “El hambre nos importaba menos que la gran sed que sentíamos. No sé si sería por los nervios, pero cada vez teníamos más y más sed”. “En realidad, la falta de agua siempre fue nuestro peor enemigo. Después de la batalla de San Loreto nos hicieron regresar para reabastecernos de municiones y alimentos, siendo nuevamente enviados al frente”. “Estuvimos también luchando hasta que nos trasladaron a Reims en julio de 1915. Aquí estuvimos hasta octubre, cuando empezó una violenta batalla en La Champagne. Fuimos enviados allá donde nuevamente recibimos lo peor”. “El enemigo nos atacó con todo. Otra vez fue aquello una carnicería. Sentíamos estallar a nuestro lado las bombas mientras caían sobre nosotros como granizada cientos de balas de la infantería francesa. ¡Era un infierno!. Nos atacaban de día y de noche sin parar. Era horroroso. Esta batalla duró cerca de dos meses, que prefiero no recordar. Fue en este frente donde habría de transcurrir mi más largo y penoso período de la guerra. “Posteriormente nos retiraron a Reims para reordenarnos. Aquí permanecimos por 15 días, regresando otra vez a La Champagne”. Ahora solo estábamos a menos de 50 metros del enemigo, así todo se reducía a disparar con rifles, ya que no cabía otra posibilidad. Claro que a veces caían bombas entre nosotros, dejando decenas de muertos”. “Recuerdo que en las trincheras andábamos todos de blanco ya que el suelo en la Champagne a dos metros de profundidad es solamente tiza, así que nuestros uniformes parecían sábanas”. Hablando con los Muertos. “Una noche llegamos rendidos a una trinchera para dormir un rato. En el lugar ya habían acostado cuatro compañeros que estaban de espalda, pero en perfecto orden: Antes de dormirnos conversamos un poco, pero al no recibir respuesta de ellos, resolvimos de una vez por toda dormir. Yo estaba al lado de uno de ellos”. “Al otro día, al levantarnos, constatamos que nuestros compañeros no estaban, sino que estaban muertos”. “Son cosas que pasan en una guerra. Uno se acostumbra a estos episodios”. La Cruz de Hierro. Pero para Alfredo Schindler Kohler, el año 1916 sería uno de los más significativos de su vida y lo siguió siendo hasta el día de su fallecimiento. En la misma frontera con Francia, en pleno campo de combate, sería condecorado con el máximo galardón que entregaba el Ejército alemán a sus soldados, “La Cruz de Hierro”. Ello sucedió, cuando en un momento determinado: “el Comandante me mandó buscar”. Yo me asusté porque creí que era para llamarme la atención. No tenía idea de lo que iba a suceder. Cuando me presenté ante él, me dijo que quería felicitarme ya que había sido agraciado con la “Cruz de Hierro”. En aquella época se otorgaba esta distinción a un soldado entre mil. Yo tenía recién el grado de cabo. Me sentí muy orgulloso y seguí luchando. Bandung En 1917 llegamos a Bandung. Fue en el mes de enero hasta septiembre. Fui Ordenanza de un Sargento 1°. Yo tenía que cruzar todo el campo de batalla arrastrándome entre la balacera, pasando alambradas y demás peligros para ir a buscar alimento y municiones para mis compañeros. Era la labor de más riesgo. Éramos tres los que cumplíamos con esta peligrosa función. Uno de nosotros debía llegar hasta el frente. Cuando uno regresaba entre las balas y cañonazos, deseaba morirse. El miedo nos invadía, pero había que cumplir con el deber. “Luego de un tiempo, cuando por segunda vez combatía contra los ingleses, al momento de atacar una granada estalló en medio de mis piernas, cayendo seriamente herido. El dolor era tremendo, sentía la balacera, pero luego no supe nada más. “Fui llevado a Alemania a un hospital, donde quedé desde el mes de diciembre de 1917 hasta marzo de 1918. Aun la guerra no terminaba. Posteriormente me fui a la guarnición a recuperarme, pasando después al Regimiento de Reserva N°237. Me tocó luchar en Aras hasta septiembre de 1918. Fue en esta batalla cuando me caí, pegándome en la cabeza y sufriendo un traumatismo. Otra vez fui al hospital, de donde salí cuando la guerra había terminado. Ya era Sargento, y pedí mis vacaciones y me retiré para regresar a mi Regimiento, el N°109 donde estuve hasta el año 1919, abandonando luego el Ejército, porque ya no quedaba nada por hacer. Todo había terminado, posteriormente recibí una condecoración por Servicios Distinguidos, la medalla “Gran Duque de Von Baden”, que otorgaba cada provincia. También fui condecorado con la “Cruz de Bronce” que se les dio a todos los combatientes de la cruenta guerra. A continuación la fotografía muestra al "Opa" junto a tres Kameraden,cinco minutos después salen de sus trincheras enfrentar al enemigo,cayendo sus tres amigos en el "Campo del Honor" en defensa de la patria.                                                                                                            
      

2 comentarios :

Unknown dijo...

Excelente biografía del abuelo Alfredo schindler

Juan Jose Elortegui dijo...

El Opa un gran hombre en toda su dimensión de esas personas que causan admiración como Soldado que cumplió con su deber a la Patria,haciendo honor a su legado,como hijo,esposo.padre y abuelo,hombre afable y sencillo,correcto a ultranza en el recuerdo un gran cariño por el como abuelo de quien fuese mi esposa por 34 años Puppe Schindler (QEPD) y a quién lo sentía como mi propio Abuelo,que Dios los tenga en su santo reino.

Juan Jose Elortegui