Incendio de la Cía. Cinematográfica ITALO-CHILENA en calle Chacabuco esq. Carrera el 17 de febrero de 1936
Postrero homenaje del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso a las
35 víctimas del incendio en Carrera esq. Chacabuco 17.02.1936
El fuego convirtió el inmueble en una inmensa hoguera descontrolada, originándose escenas desgarradoras entre los moradores y quienes en los primeros momentos intentaban sin éxito rescatar sobrevivientes de entre las llamas. Gritos de mujeres, carreras de hombres y niños desnudos, desconcierto general, produjo en los primeros instantes el estallido del incendio. La acción de bomberos fue temeraria para tratar de salvar vidas y paralelamente apagar el incendio que ha de ser recordado como una catástrofe en Valparaíso. Todas las declaración de los testigos que a esa hora transitaban por el lugar, coincidieron que primero se sintió una explosión repentina que estremecieron las ventanas de todo el sector y luego en cuestión de minutos las llamas abrasaron el edificio por completo, el que ardía como una inmensa hoguera, saliendo de las ventanas grandes lenguas de fuego que hacían lívida y siniestra la obscuridad nocturna. La visión del siniestro era horrorosa, de esos incendios que se resisten a ser descritos por las palabras, que pierden elocuencia ante la inmensidad dolorosa de un acontecimiento que siega brutalmente el curso de numerosas vidas, que momentos antes se sumaban al concierto animado de la ciudad que disfrutaba del verano de 1936. Se dice que el incendio se habría iniciado en el primer piso, en el edificio de propiedad de la Cía. de Seguros Franco-Chilena, El edificio siniestrado no pertenecía la Cía. de Seguros “La Franco-Chilena” como señaló la prensa de la época, sino que era de propiedad de la Congregación de las Hermanas de la Providencia, que mantienen el Asilo de Huérfanos de la Providencia. Las religiosas empleaban íntegramente el producto de los arriendos en mantener a los pequeños en su asilo y es para ellas este golpe; una catástrofe irremediable. Como se indicaba en el primer piso funcionaba la Compañía Cinematográfica Ítalo-Chilena y donde se almacenaba gran cantidad de celuloide, propagándose en forma inusitada a través de los ventanales interiores a los piso superiores del inmueble, afectando inicialmente al inmueble de calle Chacabuco Nº1812, en esa dirección funcionaba una residencial de propiedad de la señora Juana Guajardo vda. de Brandt, en el lugar bomberos encontró los 10 primeros cadáveres, todos de mujeres, quienes no tuvieron tiempo de hacer nada para ponerse a salvo, pereciendo calcinados, con las manos crispadas como en actitud de defensa o plegaria. El esposo de la señora Guajardo fue don Carlos Brandt, fue dueño del antiguo “Almacén Alemán” de calle Cochrane. Al llegar las primeras bombas al lugar del siniestro por calle Chacabuco, los bomberos se encontraron inicialmente con la falta de agua en los grifos del sector, atacando mientras tanto con hachas, pero era tan grande y sofocante el calor en el lugar que bomberos con su material debieron retroceder, ya que el pavimento de alquitrán que cubría calles y veredas se había caldeado y hacía imposible transitar por el lugar ni menos acercarse por peligro a quedar atrapado. Sin embargo, una vez más en su largo historial de heroísmo y sacrificio, con decisión temeraria, los bomberos de todas las Compañías asistentes aunaron sus esfuerzos y luego se inició en forma el ataque al fuego, bajo la hábil dirección del Comandante del Cuerpo de Bomberos, don Juan Enrique Lyon Sarratea (3ª Cía.). Un grupo de bomberos de las Compañías de Escalas, tendieron su material hacia el interior del edificio que aún se encontraba en llamas, salvando a muchos moradores que no habían alcanzado a salir a la calle y que corrían por el interior del edificio pidiendo socorro, su rescate resultó tan heroico como riesgoso, siendo elogiosamente comentado por los cientos de personas que presenciaban el accionar de los valientes bomberos. El fuego seguía su obra siniestra por el interior del edificio y las llamas aparecían en las casas que tenían salida por avenida Pedro Montt. Los bomberos se movilizaron rápidamente y en acción coordinada enfrentaron el fuego, instalando escaleras y subiendo sus mangueras, para así, desde el fondo del Teatro Real (hoy el sitio ocupado por el Supermercado Santa Isabel) poder atacar el fuego en condiciones más ventajosas. El incendio se extendió también por calle Carrera con gran rapidez, siendo afectada la residencial consignada con el Nº447, perteneciente a don Carlos Humberto Bolocco y a la señora Carmen de Bolocco. El señor Bolocco ocupaba el segundo piso y parte del tercero. Bomberos de la 10ª Cía. tuvo que derribar la puerta de entrada en forma violenta para rescatar a varias personas que se encontraban en su interior. El fuego también tomó incremento por el frente de calle Carrera y redujo a escombros la bodega de Cemento Portland, siendo controlado gracias a una enérgica y desesperada acción de los bomberos, en la mercería que se ubicaba en la esquina de Carrera con Pedro Montt (hoy Ferretería Francesa). Mientras bomberos trabajaba en el lugar, pasada las 02,00 de la madrugada, se desprendió un gran trozo de cornisa del tercer piso, aplastando la pierna de un bombero que trabajaba en la extinción del fuego en el primer piso, debiendo ser trasladado de urgencia a la Asistencia Pública. Los daños por pérdidas de los inmuebles fueron de varios millones de pesos, asimismo la Cinematográfica Ítalo-Chilena perdió todas sus existencias de películas. Asimismo resultaron completamente destruidas y con pérdidas totales las Residenciales ubicadas por las calles Chacabuco, Carrera y Pedro Montt. Cuando los chorros de agua permitieron a bomberos acercarse a la Residencial de Chacabuco Nº 1812, estos procedieron a sacar uno a uno los cuerpos calcinados de las víctimas, las que fueron trasladadas en camión a la morgue del Hospital Van Buren. Poco después de la 1 ½, bomberos dominó el fuego por calle Carrera y otra víctima apareció en una escala a pocos peldaños de la puerta. Completamente carbonizada fue sacada y conducida a la morgue, el cuerpo correspondía a una niña de 15 años. En dicha Residencial vivían 40 personas, entre ellos un joven empleado de la firma Bonacic y Cía. cuya firma tiene sus bodegas al lado del sitio del suceso, vecinos del lugar, se recogió minutos antes de la 01,00 A.M. cuando comenzó el incendio y no se tuvo información alguna sobre su paradero. Entre los desaparecidos se encontraba el señor Hans Schroeders, representante en Santiago de la sección de Turismo de los Ferrocarriles Alemanes que se encontraba de paso por Valparaíso y se alojaba en la Residencial de Chacabuco Nº 1812. Al señor Schroeders le correspondía hacer la propaganda de la Olimpíada Berlín 1936 en Alemania. En la misma residencial se alojaba el cajero del Banco Germánico señor Manuel Achurra. El incendio afectó las transmisiones de las Radios “Diario la Unión” y “Del Pacífico”, por haberse quemado el cable de corriente alterna que alimenta los amplificadores de ambas estaciones. Las personas que alojaban en la residencial de Avda. Pedro Montt Nº 1817, amagada también por las llamas, se refugiaron en el Teatro Real, cuyo empresario señor Vásquez, dio toda clase de facilidades para que los 32 sobrevivientes pasaran la noche en su oficina y en la sala del teatro. Entre quienes recibieron esta ayuda estaban las familias Krumenacker, Arcaya-Díaz, Mateluna, Arnold, Ulloa, Bolocco y la Srta. Ana Baeza Ossa y la Sra. Luz Wilson de Palacios La remoción de escombros duró hasta las 06,00 A.M., siendo trasladados en repetidos viajes en un camión de Carabineros a la Morgue del Hospital Carlos van Buren 36 cadáveres carbonizados e irreconocibles por efectos del fuego. Entre ellos pudo ser reconocido el eminente catedrático, abogado don Juan Guillermo Guerra. La Prensa del día martes 18 de febrero de 1936 señalaba que el incendio había dejado un saldo de 36 muertos y 4 desaparecidos, agregando que este incendio fue de tal magnitud que sólo se podía comparar con el siniestro ocurrido el año 1914 en el Pasaje Ross frente al actual edificio del diario El Mercurio de Valparaíso, donde también se produjeron escenas de horror y un gran número de víctimas fatales. Informaba también la prensa que en las primeras horas del día lunes 17, el Juez del 3º Juzgado del Crimen ser Antonio Vidal Arellano tomó conocimiento oficial mediante el parte enviado por el Comisario de la 5ª Comisaría Central de Carabineros. También recibió las informaciones del Prefecto de Investigaciones don Armando Montaner. El señor Juan Troni en representación de la Cía. Cinematográfica Italo-Chilena, fue llamado a la audiencia con el Juez, luego de sus declaraciones el señor Troni fue detenido por su responsabilidad en los hechos. A las 16,00 horas el Juez de Turno acompañado del Liquidador de Siniestros, Jefes de Investigaciones, Carabineros y un antiguo ocupante visitó el lugar siniestrado, recibiendo información de la distribución de las habitaciones y salidas de emergencias, ordenando a los señores Germán Wehrhahn y Mario Galli ambos funcionarios del Gabinete de Identificación; confeccionar la lista de los pasajeros y personas que habitaban el lugar. Especial importancia tuvo el parte enviado por el señor Comandante del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, don Juan Enrique Lyon Sarratea (3ª Cía.) en su deseo de cooperar a la labor judicial y esclarecer el origen y causas del incendio que produjo la catástrofe por todos lamentada. Cuerpo de Bomberos de Valparaíso . Comandancia Valparaíso, Febrero 17 de 1936.- Señor Juez del 3º Juzgado del Crimen – Presente Señor Juez; A la 1 hora se recibió la alarma dada por la 5ª Comisaría, señalando como sitio amagado el edificio de 3 pisos ubicado en calle Carrera, entre Pedro Montt y calle Chacabuco, propiedad que pertenece a la comunidad de las Monjas de la providencia. El fuego principió por el local en calle Chacabuco Nº 1806 ocupado por la Compañía Cinematográfica “Ítalo-Chilena”, donde almacenaban películas y demás material afecto al negocio cinematográfico. El origen no se ha podido precisar, pero es opinión del suscrito que, es posible que se deba a alguna combustión o muy posible a algún fósforo o cigarrillo, distraídamente arrojado desde la calle por algún transeúnte, que por alguna ventana abierta ha ido a dar encima de los varios rollos de películas antiguas que se dice que ahí existían. Lo cierto es que, según algunos vecinos, se sintió una explosión e inmediatamente ardían los 3 pisos del edificio por calle Chacabuco y buena parte que queda por Carrera. Al llegar el Cuerpo de Bomberos al lugar del siniestro, ardía violentamente más o menos la mitad de todo el edificio y luego se constató que muchas personas habían quedado encerradas en la casa ubicada en (calle) Chacabuco esquina Carrera. Desgraciadamente así era y en breves instantes, tal vez en menos de tres minutos han perdido la vida por asfixia y quemadas muchas personas. Hasta el amanecer el Cuerpo de Bomberos entregó a Carabineros 23 cadáveres carbonizados. Asistió todo el Cuerpo de Bomberos menos la Compañía de Guardia en el sector Puerto, las que se retiraron a las 06,00 horas AM., lo que comunico a Ud. En cumplimiento al Artículo 30 Decreto Ley Nº 251. Dios Guarde a US. (Fdo.) Horacio Rodríguez Mc-Kenna Juan Enrique Lyon Sarratea . Ayudante de Comandancia Comandante Al ser consultado por la prensa respecto a la poca presión de agua en los grifos del sector durante los primeros momentos del incendio, el Comandante de Bomberos señor Lyon Sarratea señaló que ello se debía a que el servicio de agua potable domiciliario estaba graduado para usuarios de casa y solo se aumentaba la presión para el servicio de grifos cuando se producía algún incendio y por cierto que ello tenía una demora desde que se daba la alarma hasta que se ponía en marcha el operativo. El diario “La Unión” destacó el acto de heroísmo realizado por el Marinero señor Ramón Gómez, Guardián 1º del acorazado “Almirante Latorre” durante el incendio de la madrugada informando lo siguiente: Acto Heroico.- Ramón Gómez, Guardián 1º de la Armada de Chile, de dotación del acorazado “Almirante Latorre”, realizó esta madrugada verdaderas proezas y con un arrojo extraordinario. Fue uno de los primeros en intentar el salvamento de muchas personas que pedían auxilio. En esos momentos las llamas habían abarcado gran parte del edificio y los bomberos trabajaban desesperadamente por reducir las proporciones del siniestro. Gómez haciendo gala de valor extraordinario, subió hasta los pisos superiores y salvó a varias personas que padecían primeros síntomas de asfixia y estaban expuestas a morir por la acción del fuego. El bombero Oscar Acosta (8ª Cía.) entrevistado por el diario “La Unión” señaló: “Probablemente fui uno de los primeros en acudir al llamado y subí rápidamente hasta el tercer piso de la parte del edificio que da a calle Chacabuco, ya que el interior estaba casi totalmente abrazado por las llamas. Al llegar al tercer piso una persona, por el humo, no me di cuenta si era hombre o mujer, exclamó: “Bombero, Bombero me asfixio”; le pasé entonces mi toalla y traté de bajarla, pero en esos momentos un chorro de agua me dio en el cuerpo derribándome por la escala. Sin embargo no solté a la persona que estaba conmigo y rodamos muchos escalones. Al llegar abajo la solté y ella escapó corriendo ¡¡ Dios quiera que se haya salvado!! Pero la violencia del incendio fue tal, que bastaron muy pocos minutos para que todo el cuerpo del edificio que da a Chacabuco quedara convertido en una inmensa hoguera. ¿Cree Ud. Que han muerto otras personas? – Estoy casi seguro de ello. Los gritos desesperados de muchas de ellas todavía resuenan en mis oídos al tratar de salvarse por cualquier medio de una muerte horrorosa. Seguramente el número de muertos subirá del que hoy se anota en la Morgue” Al día siguiente del incendio según señala un periodista del diario “La Unión” de Valparaíso se encontró con el Capitán de la 3ª Cía. “Cousiño y A. Edwards” don Nolberto Ladrón de Guevara, quien presentaba los efectos del rudo trabajo desarrollado en la madrugada anterior. Su rostro presentaba inequívocas señales de cansancio y estaba completamente afónico. Su impresión textual fue “...que el incendio tuvo una violencia como jamás había visto en todos los centenares de incendios a que he concurrido. No deben haber pasado más de 3 minutos desde el instante en que se produjo la combustión hasta el momento en que todo el edificio ardía incontrolablemente”. Yo pasé en mi automóvil con mi esposa por calle Carrera hasta Yungay en donde vivía, detrás del diario “La Unión” y nada mi hizo presagiar que minutos más tarde ese edificio habría de convertirse en una hoguera infernal. Subí a mi casa y despaché a la empleada que se había quedado al cuidado de mi hijita y esta se retiró a su habitación en el último piso. No habían transcurrido dos minutos cuando baja gritando despavoridamente INCENDI0…. INCENDIO AQUÍ. Calmando a mi esposa con dos palabras trepé a la terraza y establecí que el incendio era exactamente en diagonal con mi casa, era un incendio pavoroso, porque las llamas brotaban hacia el cielo de todas partes, pareciendo lamer el edificio que se recortaba entre el fuego. Me coloqué rápidamente un jersey de lana y corrí hacia la esquina de carrera con Chacabuco, ya estaba ahí la 4ª Cía. de bombas que se había estacionado a la altura de la bodega de Morrison, imposibilitada de avanzar mayor trecho porque el calor era insoportable y significaba una temeridad acercarse, exponiéndose a serios peligros. Por Avda. Pedro Montt llegaban en esos precisos instantes la 3ª “Cousiño y A. Edwards”, 5ª “Pompe France”, 6ª “Cristoforo Colombo y 7ª “Bomba España” Compañías sucesivamente. En mi calidad de Capitán más antiguo, asumí de inmediato la dirección del ataque: Grité a los “Cuartinos” que me dieran agua, lo que hicieron de inmediato. No había ninguna esperanza de contener el fuego que se desarrollaba por momentos con mayor intensidad, por lo que dispuse inmediatamente que un pistón se estableciera en el corazón mismo del edificio en el depósito de cemento con el objeto de proteger la mercería de la esquina de Pedro Montt. Simultáneamente establecí otro pitón en la puerta trágica, con el objeto de salvar los medios de escape del edificio. Sucesivamente fueron colocados pistones en el 2º piso, tratando de salvar las vidas y el cuerpo del edificio que pudiéramos. Pero, sobre todo, el objetivo de nuestro trabajo en los primeros instantes fue salvar las escaleras en lo posible y tratar de acorralar el fuego, a fin de que no llegara hasta la mercería. Luego el señor Ladrón de Guevara agrega;”...nos sentimos más tranquilo de haber logrado tal finalidad, ya que si el fuego hubiera llegado hasta la mercería tendríamos que lamentar hoy muchas más vidas. La combustión de los aceites, aguarrás, parafina, cartuchos de caza, etc. hubiera sido tan tremendo que hubiera arrasado virtualmente con los teatros, amagando seriamente la manzana entera. No puedo menos que elogiar el comportamiento de los bomberos de todas las Compañías que en los primeros instantes tomaron sus puestos en los sitios de mayor peligro, luchando contra el fuego y con la insuficiencia del agua, cuya baja presión hacía peligrar sus propias existencias. Para dar una idea de la violencia del fuego, bastará mencionar que la puerta del corralón que queda detrás del Obispado y que da frente al edificio del siniestro resultó seriamente dañada por efecto del calor, del mismo modo las chispas habían alcanzado las cornisas del bar del frente que amenazaba también quemarse. El calor en todas las inmediaciones era insufrible y entrabó grandemente la labor de los bomberos. Al ser entrevistado por la prensa, el Capitán de la 4ª Cía. “Almte. Manuel Blanco Encalada” don Rómulo Acevedo declaró: “El agua nos acompañó desde los primeros momentos, pues se instalaron de inmediato los dos grifos de agua salada que existen en la calle Las Heras. Pero el incendio era demasiado extraordinario para declinar, todo fue inútil, considero que no existe medio alguno para combatir un siniestro de las proporciones del lunes en la madrugada. Porque aquello fue una verdadera explosión de fuego, las 120 libras de agua que arrojaban nuestros chorros eran sólo gotas de agua en ese infierno. También la “Cuarta” usó la escala telescópica de la 9ª Cía. “Zapadores Freire” para proteger por la calle Chacabuco el edificio de la Cinematográfica Italo-Chilena. Durante el siniestro mantuvimos tres chorros; uno por los techos, otro por Chacabuco y un tercero por calle Carrera. A pesar de haber concurrido todo el personal que trabajó en forma perfecta desde la una de la madrugada hasta las seis de la mañana, fue imposible el salvamento de tantas vidas, pues el fuego era tal que hacía imposible todo salvamento. Por su parte el Capitán de la 5ª Cía. “Pompe France” don Graciano Berbedet señaló al diario: “Nuestra Compañía nunca ha trabajado mejor que en el voraz incendio de la madrugada del lunes, pero si no nos fue posible una acción más eficaz en defensa de tantas vidas, se debió según mi modo de pensar a que la alarma fue dada con tardanza, pues cuando llegamos al sitio del fuego, segundos después del llamado, ya todo el edificio era una hoguera. Por ello nuestro material fue impotente para hacer frente a las llamas, que cada vez adquirían mayor volumen debido a la abundancia de material explosivo; como las películas del primer piso que se quemaban. También nos encontramos con otro factor en contra; el agua falló durante los diez primeros minutos. Después respondió y se trabajó con dos chorros de 1 ¼” pulgada durante cuatro horas sin decaer un instante en nuestro desesperado anhelo por arrebatar algunas vidas del fuego”. El Capitán de la Sexta Compañía “Cristóforo Colombo” don José Carozzo Corales informó al diario “La Unión” lo siguiente: “El trabajo de la “Sexta” durante este siniestro no tiene nombre, se concretó a proteger del fuego el cuerpo del edificio que queda entre calle Carrera y Avenida Pedro Montt. En esta forma conseguimos amagar las llamas que estaban envolviendo los camarines y escenarios del Teatro Real y También detener el fuego precisamente en una de las bodegas de la mercería que da al lado del teatro. Considero que la catástrofe habría sido aún más grande, pues en la bodega de la mercería había un gran stock de mercaderías inflamables como ser bencina, aguarras y pólvora y hay que pensar que en los altos de la mercería estaba instalada una casa residencial. Yo estimo que el municipio que permitió la construcción de los edificios quemados, sin que se levantaran las respectivas murallas corta-fuegos, le cabe una gran responsabilidad, pues no es posible la existencia de tres cuerpos de edificios sin sus respectivos corta-fuegos. También estimo que debido al material inflamable que existía en el primer piso del edificio de la calle Chacabuco, se debió los caracteres de explosión que alcanzó el fuego. En cuanto al material de que dispone el Cuerpo, estimo que debe ser mejorado con subvenciones de las Cías. de seguro y del Gobierno. El diario “La Unión” informa también que don Armando Boch, Capitán de la 7ª Cía. “Bomba España”, fue uno de los primeros en llegar al sitio del fuego tomado de una de las ambulancias de la Posta Central y sus palabras fueron: “Fue como si una bomba hubiera estallado, pues las llamas en forma instantánea abrazaron totalmente el edificio. Tal fue así que no se asomó nadie a los balcones a pedir auxilio, pues el fuego segó a las víctimas en los primeros momentos de su aparición. A esto se debió la imposibilidad del salvamento, pues no fue falta de comprensión del siniestro de parte de las diversas Compañías, ni demora en el ataque. Todos trabajaron en forma excelente. Además creo que aquí en Valparaíso no hay mucho que desear en cuanto a los servicios de bomberos, los cuales considero como los mejores de Sud-América. Durante la acción de nuestra Compañía resultaron heridos 2 bomberos nuestros; Gerardo Hayé y Alfredo Pelo, cuyo estado de salud ha experimentado una reacción favorable. En mi larga vida de bombero no recuerdo un siniestro de las proporciones del estallado antenoche. Solamente el incendio del Pasaje Ross se asemeja algo. En esa ocasión concurrí al siniestro siendo Capitán de la Cruz Roja Chilena de Valparaíso”. El Capitán de la 9ª Cía. “Zapadores Freire” don Albino González Briones al ser consultado por el diario “La Unión” respondió: “Inmediatamente que llegamos con el carro al sitio del siniestro, fue armada la escala telescópica por calle Chacabuco, iniciándose la acción de protección del Teatro Real, por medio de una escala diagonal colocada sobre la muralla divisoria del teatro. Ahí mismo se pusieron dos pitones. Por avenida Pedro Montt, la “Novena” colocó su escala de corredera de 45 pies de extensión. Con todo este material armado pudo realizarse una acción efectiva más bien de protección que de extinción, pues nada se pudo contra lo abrazado por las llamas. También nuestra Compañía fue la primera en presenciar el cuadro macabro de las diez jovencitas carbonizadas en su intento de huir por una de las puertas de calle que dan a Chacabuco. Nuestros bomberos al derribar la mampara, notaron que sus pies se enredaban en una materia espesa y blanda que por el olor que expedía, de inmediato los hizo reconocer en aquello un montón de carne humana quemada. Es francamente indescriptible la impresión que nos embargó en esos instantes supremos en que el fuego era una amenaza para tantas vidas. También debo lamentar la falta de agua que si no nos perjudicó directamente en nuestro trabajo, entrabó notablemente el de las Compañías de Agua. En la acción de antenoche resultó herido el voluntario Carlos Rojas pero felizmente su estado no es de gravedad”. El diario “La Unión” del martes 18 de febrero de 1936 publica algunas impresiones del Comandante del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso don Juan Enrique Lyon Sarratea (3ª Cía.) respecto al siniestro que afectó a la ciudad la madrugada del lunes 17: “No puedo aun reponerme de la impresión que ha dejado en mi ánimo la extraordinaria violencia de este incendio. Ha estallado y se ha desarrollado con tanta violencia que aun si todo el Cuerpo de Bomberos con todo su material y todos sus bomberos hubiera estado presente, no habría podido contener, ni menos salvar a las infortunadas víctimas. Estamos en condiciones de asegurar que cuando las primeras bombas llegaron, ya los infortunados ocupantes del edificio habían perecido en su empeño de encontrar salvación. El factor de la baja presión del agua no es de despreciar, pero no hubiera influido en nada, así hubiéramos tenido toda el más potente chorro imaginable en cada pistón. Ha sido tan violento y abrazador el fuego, que cuando el gallo de la 4ª Compañía llegó al sitio del incendio; fue el primero en llegar, ya este había tomado un incremento tal que todo el edificio era una sola hoguera. Acerca de los orígenes del siniestro, mi impresión personal y particular es que alguien que transitaba por frente a las oficinas de la Italo-Chilena arrojó inadvertidamente bien, un fósforo o una colilla de cigarro produciendo la combustión que algunos segundos después produjo la violenta explosión que precedió al incendio. Finalmente el diario consigna que el Comandante Lyon hizo un detallado y espeluznante relato de cómo fueron encontrados los cadáveres, lo que el diario omite por respeto al dolor de los deudos. El Superintendente del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, don Rafael Luis Barahona Verdugo (3ª Cía.) hizo una serie de observaciones al señor Alcalde de Valparaíso don Oscar Ruiz-Tagle, todo referente a la manera en que funcionaron algunos servicios públicos durante el incendio de calle Carrera. Todo ello acompañado de un informe del Comandante don Juan Enrique Lyon Sarratea (3ª Cía.). La nota decía lo siguiente: Cuerpo de Bomberos Valparaíso . Superintendencia 18 de Febrero de 1936 Señor Alcalde Me permito acompañar a la presente, copia de la nota que he recibido del señor Comandante del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso don Juan Enrique Lyon Sarratea, motivada por las consecuencias del último siniestro, extremadamente dolorosas y que han constituido un luto para la ciudad. Hago mías en todas sus partes las aseveraciones del señor Comandante Lyon y con las observaciones y la experiencia que da el trabajo del Cuerpo de Bomberos puedo afirmar a US. Que hay en Valparaíso numerosísimos edificios atestados de moradores y en que faltan las más elementales medidas de seguridad para casos de incendios. En los cerros especialmente los habitados por familias de modestos recursos y en que las casas son generalmente de material ligero y muy combustible hay construcciones en que el descuido al respecto excede a toda ponderación. El fuego puede fácilmente cortar en esas construcciones el acceso a la calle en el primer momento y dejar a numerosas personas a merced de las llamas Conocedores del interés de US. Por servir eficientemente a la ciudad, me permito hacerle presente todo lo anterior y rogarle tenga a bien hacer completar las disposiciones municipales para prevenir catástrofes por incendios, hacer inspeccionar por técnicos los distintos barrios a fin de determinar las construcciones peligrosas y obligar finalmente a los propietarios a adoptar las necesarias medidas de precaución. Agradeciendo a US. de antemano su atención en estas graves materias, me suscribo su atento y seguro servidor (Fdo.) Oscar Fernández Melgarejo, Rafael Luis Barahona Verdugo . Secretario General Superintendente Por su parte el señor Comandante del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, don Juan Enrique Lyon Sarratea (3ª Cía.) informó al señor superintendente lo siguiente: Cuerpo de Bomberos de Valparaíso … Comandancia … Valparaíso, 17 de Febrero de 1936 Señor Rafael Luis Barahona, Superintendente del Cuerpo de Bomberos.- Valparaíso.- Señor Superintendente: Tengo el sentimiento de dar cuenta a Ud. de un incendio ocurrido hoy en la calle Carrera entre Pedro Montt y Chacabuco a la 1 hora, sin esperar la costumbre reglamentaria de dejar constancia de los siniestros al fin de cada mes. Las consecuencias de este siniestro me obligan a tomar este temperamento. Parece ser que el origen del incendio se debe a que violentamente se incendiaron unos montones de películas cinematográficas y otros materiales depositados en el almacén que ocupaba la Compañía Cinematográfica “Ítalo Chilena”, resultando en una explosión que inmediatamente incendió los tres pisos del edificio por calle Chacabuco. Al llegar las Compañías de todo el cuerpo, menos la de guardia en el sector Puerto, ardían violentamente los tres pisos de más o menos la mitad de todo el edificio donde quedó circunscrito el fuego. Pero por cierto sufriendo serios perjuicios el resto. Desgraciadamente se constató que muchas personas se habían quedado encerradas en la casa que queda en Chacabuco esquina Carrera es decir, encima del local ocupado por la Compañía Cinematográfica, las que sin duda perdieron la vida por asfixia y quedando sus cuerpos completamente quemados en cortos instantes y antes que nos hubiera sido humanamente posible prestarles auxilio. Solamente hasta el amanecer el Cuerpo de Bomberos entregó a Carabineros veintitrés cadáveres carbonizados. Me permito manifestar al señor Superintendente que la Central Telefónica del Cuerpo recibió la alarma a la 1 hora en punto y cinco minutos después se encontraban en trabajo las Compañías 3ª, 4ª, 5ª, 6ª, 7ª, 9ª y 10ª y muy luego después la 1ª, 8ª y 11ª. Los tres Comandantes del Cuerpo, llegaron al lugar del siniestro casi simultáneamente con las primeras Compañías. El ataque al fuego como tal, no fue difícil, pero si algo peligroso y angustioso por la tragedia de que fue origen. Lo increíble señor Superintendente, es que en un edificio de material ligero, tabique y adobes principalmente, sin ninguna muralla cortafuegos en una extensión de no menos de 80 metros entre Chacabuco y Pedro Montt, se permita almacenar materias tan violentamente inflamables como películas cinematográficas, alcohol, pólvora, aguarrás, bencina, parafina, etc. etc. y con casas habitación en los altos, donde residían algo más de cien personas. Dejo a su elevado criterio decidir qué actitud debe adoptar el Cuerpo de Bomberos ante esta catástrofe que ha costado tantas vidas por falta de reglamentación o de previsión de quienes corresponda. No se escapará a Ud. la importancia que todo esto tiene para los moradores de edificios en condiciones análogas al que se comenta y también a lo que continuamente queda expuesto el personal del Cuerpo de Bomberos que no mide consecuencias para si cuando se le llama a cumplir con su misión. No está demás dejar constancia en esta nota de que se comprobado desde hace algún tiempo a esta parte que los grifos o salidas de agua que corresponden a la Empresa de Agua Potable contienen muy poca presión en los primeros momentos de un incendio, mejorando notablemente más o menos una hora después y cuando por lo general no es tan importante una alta presión de agua como en los primeros momentos Para ello pueda ser que exista alguna razón técnica que el suscrito no conoce o a que la Empresa de Agua Potable mantiene sus cañerías con escasa presión y sólo larga el agua mucho tiempo después que ha principiado el incendio. De todos modos es deplorable. Saluda atentamente al señor Superintendente (Fdo.) Horacio Rodríguez Mc Kenna Juan Enrique Lyon . Ayudante de Comandancia Superintendente En el diario “La Unión” de Valparaíso de fecha 22 de febrero de 1936, el Comandante del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso se refiere a publicaciones referentes a la llegada a la puerta de Chacabuco 1812, dando su versión de los hechos; “Por lo que he leído en algunos diarios locales y de Santiago veo que se han precipitado los informantes” , alejándose de la absoluta verdad. Aun cuando no tengo el menor interés en repetir lo que ya oficialmente se ha dicho respecto a la actuación del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso en el incendio de la madrugada del 17, y ya que Uds. vuelven sobre el particular, debo referirme a un hecho que entiendo debe quedar claramente expuesto. La Central Telefónica del Cuerpo de Bomberos recibió la alarma a la 1 de la madrugada. Tres minutos después estaban frente a la puerta en referencia las Cías. 4ª, 5ª y 9ª por calle Chacabuco, las que tienen el cuartel bastante cerca del lugar del siniestro. Los bomberos por orden del Segundo Comandante (Raúl Despouy Quenstedt) que vive en el cuartel de la 5ª pronto llegaron para extender sus escaleras sobre los techos vecinos, por el lado de la Av. Pedro Montt, y a dirigir potentes chorros de agua sobre la parte incendiada por una inmensa llamarada, ocasionada al inflamarse ciertas materias almacenadas en el primer piso. Por ello, el fuego había ascendido en forma violenta y vertical sorprendiendo a numerosas víctimas, entre ellas al eminente catedrático don Juan Guillermo Guerra. Los bomberos atacaron al fuego impidiendo su paso a la vecindad, especialmente el Teatro Real que corrió grave peligro. El 2° Comandante dio la orden de derribar la trágica puerta; la derribaron los voluntarios de la 9ª Luis Urtubia y Carlos Rojas, ambos hacían guardia en el cuartel y un pitón de la 4ª Cía. manejado por los voluntarios Marambio y Oscar Sthandier Jiménez (Tesorero General entre 1970-1976), también haciendo guardia nocturna en su cuartel. Inmediatamente introdujeron el pitón por esa puerta. A pesar de los esfuerzos de muchos por salvar la vida de los atrapados no tuvieron el éxito esperado. Los cadáveres se encontraban junto a la puerta, la que las víctimas evidentemente trataron de abrir hacia fuera; cuando esa puerta se abría hacia adentro. El edificio siniestrado no pertenecía la Cía. de Seguros “La Franco-Chilena” como señaló la prensa de la época, sino que es de propiedad de la Congregación de las Hermanas de la Providencia, que mantienen el Asilo de Huérfanos de la Providencia. Las religiosas empleaban íntegramente el producto de los arriendos en mantener a los pequeños en su asilo y es para ellas este golpe; una catástrofe irremediable. Los funerales para las personas, cuyos cadáveres fue imposible de identificar y que no fueron reclamados por sus deudos, se realizaron colectivamente el día miércoles 19 de febrero partiendo el cortejo desde la Capilla del Hospital “Carlos Van Buren Vallejos”: La Municipalidad de Valparaíso se hizo cargo de los funerales, costeando todos los gastos que ello demandó. De las personas que fueron identificadas por sus deudos se fijó como fecha del funeral; el día viernes 21 de febrero en la Catedral del Espíritu Santo. Para ello se coordinó el Alcalde de Valparaíso don Oscar Ruiz-Tagle con el Presbítero don Nemesio Marambio, Párroco de la iglesia Catedral del Espíritu Santo, ubicada en la esquina de calle Molina y Plaza de la Victoria al costado del Club Naval de la Armada de Chile. Las misas fueron oficiadas por el Vicario General del Obispado Presbítero don Ángel Custodio Rodríguez, asistiendo el señor Intendente de Aconcagua don Manuel Fernández García, en representación del Presidente de la República Excmo. señor Arturo Alessandri Palma asistió su Edecán, Mayor de Ejército Alberto Briceño el Obispo Diocesano de Valparaíso, Monseñor Eduardo Gimpert; el Alcalde de Viña del Mar don Sergio Prieto Nieto; el Prefecto General de Carabineros de Aconcagua, Coronel Fernando Délano Soruco; Director General de la Armada y Comandante en Jefe subrogante, Vice-Almirante Olegario Reyes del Río; el Comandante en Jefe de la Escuadra Contra-Almirante Julio Allard Pinto; Comandante de la Guarnición militar, Coronel Humberto Benedetti; Decano del Cuerpo Consular, don Emilio Ortiz de Zevallos (Cónsul del Perú). La alocución fúnebre estuvo a cargo del Capellán de la Armada Presbítero Julio Brunet. Se recibieron condolencias de todas las Instituciones de Valparaíso y de un número importante de personas e instituciones del resto del país y del extranjero. Se recibió condolencias de los Cónsules de Alemania y de Francia. El Ministro de Justicia e Instrucción Pública don Francisco Garcés Cano
Valparaíso 1851 (hrm/cca)
Fotografía del libro "100 años al servicio de la ciudad" de José Velasco Olave, Colaboración de la 2° Cía. "Esmeralda" de Santiago y libro "Valparaíso 1851" (Capítulo: Grandes Incendios).
1 comentario :
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